Nada vale ya el seas quien seas. No ahora que eres y me pones voz y yo te he puesto excusas y rechazos. No vale el seas quien seas ahora que eres y lo eres, como todos, incapaz de curarme de arrancarme de enamorarme de morir por mí o matarme con tu ausencia o la distancia o tus palabras secas, que no me duelen por amor ni por castigo, me duelen como humillación y no erótica no sexual no con odio y sí paternal, desde tu experiencia, desde tu impaciencia, desde tus ganas solo de tenerme contigo —y no para ti— como todas las que han sido antes y por encima de mí en todos los sentidos.
Texto Adriana Bañares Camacho
Imagen de pixabay
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