He leído las últimas cartas que mi exmarido solía enviarme las tardes de verano prometiendo que vendría alegrar mis ojos nublados por su ausencia. Mis puertas seguían frías anhelando sus recuerdos, y no llegaría a endulzar la espera del niño que meses atrás anhelamos. Enterarse que nuestro retoño venia en camino enfureció sus ojos negros y juro que no volvería, no detendría sus sueños por nosotros.
Las lágrimas no cesaron y las semanas congeladas anunciaron que esta noche seré madre del mejor verso de mi vida.
Texto de Yessika María Rengifo Castillo
Imagen de Pixabay
0 críticas :
Publicar un comentario