Absténgase señora multiorgásmica
que un servidor no está para estos trotes
y búsquese a un mancebo con más dotes
por mor de juventud citoplasmática.
Venga después a mí, que —desbravada—
mi faena de capa y de muleta
hará que pida indulto a este poeta,
al descubrir que nunca fue la espada
la que ganó las guerras amatorias.
Hay antes y hay después, porque la suerte
suprema de la lidia no es la muerte
por pequeña que sea. Las victorias
no se fraguan con música, la calma
apasiona mejor a cuerpo y alma.
Poesía del Abate Sancho Baile
Imagen de Pixabay
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