En la cuerda floja,
suena el sonido de una armónica,
habla con las luces de la noche
reflejadas en la mar;
de aquella mar de olor a puerto,
de gaviotas que vuelan enfermas.
Y veo la sombra bajo una farola,
de alguien que baila y toca una armónica.
Y suena y vibra, y palpita.
Algunas preguntas se forjan
en las aguas tranquilas,
duermen desde siempre,
pero no han despertado hasta hoy.
suena el sonido de una armónica,
habla con las luces de la noche
reflejadas en la mar;
de aquella mar de olor a puerto,
de gaviotas que vuelan enfermas.
Y veo la sombra bajo una farola,
de alguien que baila y toca una armónica.
Y suena y vibra, y palpita.
Algunas preguntas se forjan
en las aguas tranquilas,
duermen desde siempre,
pero no han despertado hasta hoy.
Poema de Eugenio Barragán
Imagen de Pixabay
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