como un puzle donde no encajan las piezas.
Los árboles, las naranjas agrias,
el centro social ocupado de donde salen ratas.
Adoro este trajín de calles y de barrios
con las ropas tendidas al sol.
Insolente, embustera,
la ciudad laberinto de las multas de tráfico,
los mercados decrépitos.
Me gusta cómo ruge su epicentro
y la periferia de los habitantes
del mundo. Nosotros.
Amo esta ciudad
y quizás sea porque tiene que ver contigo,
con mi reflejo en tus gafas de sol
y con aquella noche en que cargaste conmigo
dejando tirados los zapatos y un tacón roto.
Eres tú lo que resta importancia a los impuestos
aunque te vayas.
aunque emigres a un recóndito país
del área metropolitana,
yo amo esta ciudad
que es nuestra por derecho
y por defecto, claro.
Poesía de Laura Frost
Imagen de Pixabay
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