Viajamos... un mundo frío, diferente... como hace 100 años...
No se ven máquinas excepto algún autómata callejero que fascina a los viandantes, que callados, los observan... un frío silencio lo inunda todo...
Los tonos grises dominan la estancia... montamos en una especie de dirigible, estamos como flotando...
Las casas pasan lentamente bajo nuestros pies, casi podemos tocarlas...
Parece que vamos a chocar de un momento a otro con algún tejado... aunque sólo nos apoyamos en ellos suavemente de vez en cuando...
Un crujido... una de las ruedas golpea una buhardilla...
Mi familia se estremece... nos miramos preocupados, pero nos mantenemos callados...
Miedo a engancharnos en una cornisa y estancarnos...
Dentro del dirigible nos desplazamos, buscando un lugar seguro... pero parece un laberinto...
Otra gente nos acompaña... sus ojos, preocupados, se clavan en mí...
Mientras, la nave sigue adelante, suavemente...
Sin saber a dónde.
Texto de David Losada
Imagen de Pixabay
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