[y nada dices]
Y tus labios tiemblan
[porque no hay nada que decir]
Y las sombras juegan bajo la luz mortecina,
se mueven deprisa, vuelven,
se encrespan en los desconchados de las paredes.
[No sé quién dijo: habría que cambiar las bombillas]
El silencio sigue roto por el eco de los suspiros.
¿O es el eco de las sombras?
Y ocurrió, ¿por qué sí? No lo sé.
[A quién le importa]
Y acaba el día, y las paredes se estrechan,
Y sólo deseo mover el cuerpo en el vacío,
y buscar tu sombra hueca de mí.
Poema de Eugenio Barragán Fuentes
0 críticas :
Publicar un comentario