Cómo me es tan fácil olvidar, preguntan, sólo porque te
guardé luto el tiempo necesario para restaurar un corazón que nunca se había
roto. El mismo tiempo que dejó de correr cuando te fuiste, congelando mi
presente en la monotonía de tu ausencia. El que perdí intentando que volvieras.
Cómo me es tan fácil olvidar, preguntan, porque no estaban
cuando no era capaz de cambiar las sábanas que aún guardaban tu calor, ni
cuando me iba encontrando al paso tus cosas, ni cuando volvía sobre los caminos
que un día hicimos juntos. Tampoco en mis horas de insomnio, mirando al techo,
llorando, a veces, y odiándote porque tú sí que tuviste fácil irte donde no
había nada mío que te recordara, mientras yo estaba encerrada entre cuatro
paredes llenas de ti.
Cómo me es tan fácil olvidar, preguntan, porque no saben que
tú me ayudaste a hacerlo. Que no dejé de preocuparme por ti, que tú ya no
preguntabas por mí… Que no me alejé, que tú hiciste que me fuera… Que me di
cuenta que no te había perdido, que jamás te tuve… Que si solo me devolvías
dolor, cómo ibas a hacerme feliz… que al final yo ganaba si tú me perdías.
Y me dices que no tengo medida, porque a lo mejor te
preguntas cómo me es tan fácil olvidar. Me vi obligada al olvido, por
sobrevivir, y resultó ser muy pronto para el resto del mundo, quizás también
para ti. Porque sí, para mí siempre fue tan fácil olvidar… Aunque contigo, a
veces, creo que solo intento no recordarte.
Texto y fotografía: Mayte Nékez
Precioso y profundo. Muy bien escrito.
ResponderEliminarEs que nuestra Mayte es una crack :)
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