domingo, 26 de mayo de 2019

Olvidar

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Cómo me es tan fácil olvidar, preguntan, sólo porque te guardé luto el tiempo necesario para restaurar un corazón que nunca se había roto. El mismo tiempo que dejó de correr cuando te fuiste, congelando mi presente en la monotonía de tu ausencia. El que perdí intentando que volvieras.

Cómo me es tan fácil olvidar, preguntan, porque no estaban cuando no era capaz de cambiar las sábanas que aún guardaban tu calor, ni cuando me iba encontrando al paso tus cosas, ni cuando volvía sobre los caminos que un día hicimos juntos. Tampoco en mis horas de insomnio, mirando al techo, llorando, a veces, y odiándote porque tú sí que tuviste fácil irte donde no había nada mío que te recordara, mientras yo estaba encerrada entre cuatro paredes llenas de ti.


Cómo me es tan fácil olvidar, preguntan, porque no saben que tú me ayudaste a hacerlo. Que no dejé de preocuparme por ti, que tú ya no preguntabas por mí… Que no me alejé, que tú hiciste que me fuera… Que me di cuenta que no te había perdido, que jamás te tuve… Que si solo me devolvías dolor, cómo ibas a hacerme feliz… que al final yo ganaba si tú me perdías. 

Y me dices que no tengo medida, porque a lo mejor te preguntas cómo me es tan fácil olvidar. Me vi obligada al olvido, por sobrevivir, y resultó ser muy pronto para el resto del mundo, quizás también para ti. Porque sí, para mí siempre fue tan fácil olvidar… Aunque contigo, a veces, creo que solo intento no recordarte.

Texto y fotografía: Mayte Nékez


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