A veces al revivir una vieja foto de familia, se dejan recuerdos en remojo cerca de la ventana, en la cocina. Y se sienta uno, mientras tanto, a repasar garbanzos de manera meticulosa y enfermiza redescubriendo momentos que ya no se recordaban haber vivido.
De la confusión se da uno cuenta entre el cuarto garbanzo y el quinto, al fijarse en el piquito formado por el relieve que dejó su raicilla.
Y vuelves, despistado, del garbanzo a la vieja foto de familia, con ese color que ya se iba, y que ahora, al mirarla fijamente, parece que se intensifica. Que huele a otro tiempo, a nudo en el estomago, y a pellizco en la barriga.
Casi parece otra vida, aquella de recuerdos en remojo, cerca de la ventana, en la cocina.
Microrrelato de A. Ramírez
Imagen de pixabay
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