jueves, 3 de enero de 2019

Estupor y temblores

0

Hay algo en la escritura de Amélie Nothomb que me engancha en límites insospechados. Ya podría estar describiendo los ingredientes de una hamburguesa o el proceso de conseguir ese plato perfecto que me lo leería hasta el final. Una parte de mi, con las historias que no me apasionan del todo, se cansa y ladea la cabeza como si ya tuviese suficiente de esa novela; sin embargo la otra parte es más poderosa y me obliga a continuar susurrándome "quieres saber más", "adéntrate por los entresijos, lee entre líneas, saborea".

Y eso hago. Agacho la cabeza y sigo leyendo Estupor y temblores. Me sumerjo en la jerarquía de una empresa. Comprendo a la protagonista y, a su vez, me gustaría poder decirle que hay que aprender a morderse la lengua. Me entusiasmo con ella y también comparto su hastío. 

En esta obra hace guiños constantes a Metafísica de los tubos. Y en los últimos capítulos me viene una reflexión que hice en Dile Emma (Cap. 9: El minimalismo es verde) pero que eliminé en la versión definitiva. Sus idas de historia me evocan las mías para intentar rellenar 100 páginas por imposición (que luego se redujeron a 63 con ilustraciones). Hay subidas y bajadas de tensión (como comentaba al principio) pero tras cerrar la contraportada en mi mente se dibuja un "merece la pena".


Reseña e imagen de Saray Pavón.



0 críticas :

Publicar un comentario