viernes, 21 de diciembre de 2018

Fantasmas

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Firme me mantenía aferrado a mi moto mientras la llevaba a empujones hasta la estación de servicio. No sé muy bien lo que pasó. Yo venia raudo sorteando autos; la lluvia empañaba mi visor, el reflejo de las luces que se rompían por las gotas y tapaban mi visión.

Un resbalón y la moto ya no funciona más. La ruta se vació de coches y mi recuerdo de haber visto una estación a unos cinco minutos del cartel de políticos llenos de promesas...

La lluvia amainó, solo es una simple garúa1. Las luces de mi moto titilan, pienso: "debe ser eléctrico". A lo lejos diviso unos faros, los de un auto familiar. En el interior veo a una familia: tres chicos atrás, la madre y el padre sentados delante. Los cinco miran al frente, solo miran. Los paso por un costado observando hacia atrás para ver si venía algún auto, desaparecieron todos. La estación de servicio no aparece. Sigo caminando, me canso, pateo mi moto, quiere arrancar pero no logro entender qué le pasa. "Debe ser eléctrico" no dejo de repetirme. Me duele la cabeza, otra vez el mismo cartel y empiezo a maldecir, me detengo, bajo la pata, dejo la moto, me siento, observo la ruta a lo ancho y a lo lejos. Nada. "¡Pucha2 encima ni cansado estoy!".

La lluvia comenzó a caer fuerte de nuevo. Pateo mi moto, se enciende y vuelvo raudo a la ruta, llena de autos. Los paso como el mejor, mi moto lo vale, me llama, un, dos, tres autos un par de camiones, un auto familiar con cinc... ¿Está vacío? Mi moto se vuelve a apagar. Llego a la banquina como puedo, observo para atrás y solo veo el auto familiar vacío a un lado de la ruta. Me bajo. Ya no entiendo nada. La luz de mi moto vuelve a la vida y me deja ver personas en la calzada. Voy hacia ellos callado, temeroso. Veo el faro de una moto al costado de ellos. Luego una llanta toda doblada. La lluvia se volvió garúa y solo observo las gotas que rompen mi casco, me tapan la vista. Veo un cuerpo, una moto roja igual a la mía. Todavía siento el calor del motor abierto al medio, me observo... veo que la familia me observa... La lluvia no me deja hacer nada. El hombre llama por teléfono asustado, la madre corre a los chicos. Me duele todo, quiero gritar pero no logro hacerlo. Me duermo. El sonido de una sirena se escucha a lo lejos, diviso sus luces entre los autos, los camiones y mi visor partido al medio, bañado por las gotas de la noche.


1. nombre femenino. América. Lluvia muy fina que cae con persistencia.
2. interjección. Coloquial. América. Se emplea para expresar enfado, contrariedad o sorpresa.



Texto de Chango Bastardo
Imagen de Pixabay 

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