Hace poco recibimos la segunda novela de Montgomery Lee, que además es profesor universitario y conferenciante. Sin ideas trata de un escritor que precisamente no encuentra un argumento, intenta todas las técnicas que dan en los talleres creativos para arrancar y las descarta, acto seguido, por carecer de magnetismo. Nos cuenta sudores ante la página en blanco y, capítulo a capítulo, se va rizando su historia con un motín en la prisión, televisado en directo.
Esta arrítmica novela va de episodios largos a cortos, de mantenernos sumergidos a reducir nuestro entusiasmo para volver a arrancarnos curiosidad. Se embarcará en un viaje con intención de disipar la bomba de humo que tienen todas las noticias, atar los cabos sueltos y desvelar los motivos reales. No puedo evitar que el ojo crítico se ofusque en la búsqueda de diálogos más reales, me cansan los excesos de repetición de nombres cuando sólo hay dos intervinientes, pero reconozco que soy muy tiquismiquis.
De jugar con un único personaje pasa a ir añadiendo cada vez más PJ's (reporteros, cuerpos nacionales de Seguridad, presos,...). De autobiografía a ficción que entre apuntes históricos, cósmicos y cinematográficos va enrevesando la trama, ya que altas esferas de poder se ven involucradas en los oscuros sucesos acaecidos y venideros.
La portada ya despierta nuestro interés con sus colores y símbolo, pero no puedo hablar de porqués sin destripar un poco el contenido (así que es mejor que aguarde silencio). Si decides adentrarte en Sin ideas pasarás un buen rato, entre sus trescientas páginas, desentrañándola.
*Fotografías realizadas en La biblioteca de Calonge
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