domingo, 28 de octubre de 2018

Pip, dramas y posturas.

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Pip es pequeño, podríamos decir que compacto e imperceptible. Su aspecto es frágil y desamparado, y si alguien se fija en él, casi se le salta una lágrima al momento. A veces, mientras piensa en los desastres y la pena de todo lo que le rodea, suspira frente al espejo y se dice: - ¡ay si yo fuese casi feliz!

Se sienta en su saloncito, decorado de forma exquisita, a la última moda del momento, con los mejores aparatos electrónicos y todas las comodidades posibles. Suspira y se dice: -¡Ay si yo fuese casi feliz!

Hoy, mientras talla muecas de dolor en su cara frente al espejo, la radio escupe la noticia de alguna desgracia nueva. Sus ojos casi se cierran ¡tan tristes! Su rostro expresa tal congoja y aprensión que al verse reflejado en el espejo se queda paralizado. Ahí está la perfección de su obra: la imagen más sublime de la tristeza y la pena. Con cuidado, sin variar su expresión se retira del espejo, con sus cuidadas manos cruzadas en el pecho, cómo ocultando el corazón, dispuesto a lamentarse ante todo el que quiera escuchar. ¡Ay, si yo fuese casi feliz!



Microrelato de A.Ramírez

Imagen de Pixabay


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