¿Sigues pensando que ella podría sentarse en frente tuyo sin sentir que una manada de rinocerontes sale de tu boca? -debe ser fácil utilizar armas de seducción cuando no hay animales intentando morderte los ojos- y sigues creyendo que ella podría mirarte durante dos segundos y congelar tú última expresión para verla como si fuese una película todas las noches y soñar que estás ahí pero no poder tocarte -tu cuerpo es inmaterial aun cuando estoy despierta- y los movimientos que haces con las manos cuando te quieres ir y mi irracional manía de intentar escapar cada vez que te muerdes los labios y despertar queriendo encontrarte en la primera taza de té del día pero finalmente hallarte en la parada porque hace frío y aunque lleves puesto cinco abrigos yo querría seguir cobijándote porque me muero si te duele el pecho y porque me muero de pensar que ella te va a comprar una pastilla en la esquina y te va a tirar en la cama y dirá que te abrigues y te va a tapar con su cuerpo y tú vas a sentir que es lo máximo que te podría haber pasado en la vida y van a hacer el amor mientras toces y te va a dar fiebre de tanto que te agitaste y ella no va a parar y tú no vas a querer que se detenga porque se te olvidará la enfermedad y el inútil remedio se derramará en la alfombra y el cubre camas caerá y a ella se olvidará que estás debajo y te asfixiará con su pecho hasta que llegues al último orgasmo y le tendrás que pedir que se detenga y en cambio yo me hubiese detenido cuando empezó y habría tocado mejor tu culo y no habría votado la taza ni desecho la cama y te habría puesto encima porque jamás quisiera ahogarte y te llevaría la cena y me recostaría al lado tuyo a leerte poesía mientras duermes y te mostraría que soy real y sabrías que no miento y que no me importa sacarte la ropa y que no necesito tocar tus senos para saber que es mejor tu sexo que el de todas las mujeres.
Texto e imagen de Roxana Palma Santibáñez
0 críticas :
Publicar un comentario