Inmolación, autismo, amor. Así vuelve a cautivarme Amélie Nothomb. Me embriaga el dominio del lenguaje que posee, la belleza del caos, sus inicios tajantes y el desarrollo de la historia sin caer en el aburrimiento o la pérdida del ritmo gracias a su escritura-dinamita (giros que te desarman la película que te estabas montando). Sublime. La coincidencia de que aparezca el nombre "Zoé", que es el que le puse a la protagonista de una novela que empecé hace casi dos años, me ha gustado (ojalá tenga más semejanzas con ella). La devoro con ganas y hago mini pausas necesarias para degustarla. No quiero que termine esa lucha contra la mediocridad que desmenuza en las páginas, esas señales de alarma que lanza para que no te adormezcas y exprimas tu vida a cada segundo (por eso al terminar Viaje de invierno continuo con su Diario de Golondrina).
Viaje de invierno
Inmolación, autismo, amor. Así vuelve a cautivarme Amélie Nothomb. Me embriaga el dominio del lenguaje que posee, la belleza del caos, sus inicios tajantes y el desarrollo de la historia sin caer en el aburrimiento o la pérdida del ritmo gracias a su escritura-dinamita (giros que te desarman la película que te estabas montando). Sublime. La coincidencia de que aparezca el nombre "Zoé", que es el que le puse a la protagonista de una novela que empecé hace casi dos años, me ha gustado (ojalá tenga más semejanzas con ella). La devoro con ganas y hago mini pausas necesarias para degustarla. No quiero que termine esa lucha contra la mediocridad que desmenuza en las páginas, esas señales de alarma que lanza para que no te adormezcas y exprimas tu vida a cada segundo (por eso al terminar Viaje de invierno continuo con su Diario de Golondrina).
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