A veces nos da por mostrarnos más. Dejamos la ropa en la silla, las palabras en los cajones y la vulnerabilidad en cada pelo que se eriza. Permitimos que se aprendan nuestros lunares, las expresiones de nuestra cara cuando nos hacen cosquillas o nos desagrada el trago de leche agria que acabamos de tomar. Aquí estoy ¿me ves?. Hay no-tiempos que siento que sí y sonrío de ojera a ojera, sin embargo, en otros momentos es como si la vergüenza o la desconfianza nos cubriese y, por más que me desnude... aunque muestre más... no puedes leerme entre líneas.
Fotografías y texto: Saray Pavón.
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