jueves, 6 de abril de 2023

Momentos de cine III

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 -Vamos a ver. ¿Eres tan perdedor, que no te enteras cuando has ganado?
-¿Cómo me has llamado?
-Nada. No lo he afirmado. Te he hecho una pregunta. ¿Quieres que te la repita?
-Uhumm...
-¿Tan perdedor eres, que no te enteras cuando ganas?
-... 


Cada vez que alguno de los personajes abre la boca en esta película es una jodida maravilla. Y me encanta el terror y el gore que se desata en la segunda mitad. Pero lo que más me fascina es cómo nos conduce mediante la tensión y el carisma de los protagonistas por una road movie con psicópata incluido hasta el festival de sangre y locura que estalla en un momento dado. Podría haber elegido cualquier otro momento. Como la escena introductoria, por ejemplo. Pocos comienzos de peli son tan contundentes y presentan tan bien a unos personajes con tan poco. Pero me quedo con esta conversación entre Jacob (Harvey Keitel) y Seth (George Clooney) porque es el cénit de ese tira y afloja que mantienen durante todo el trayecto hasta llegar a La Teta Enroscada. El reverendo trata de proteger a su familia a toda costa aun con el peligro que entraña su interlocutor (y sobre todo su hermano Richard, interpretado por Quentin Tarantino). Y lo hace mediante la palabra y una mezcla entre valor y temeridad fruto del desprecio absuluto que tiene por su propia vida. Corre el riesgo, pero también sabe que tiene razón. Y Seth se da cuenta... a medias. Ya sabemos que, a pesar de todo, tiene su corazoncito. Puede que sea un cabrón, pero no es un puto cabrón. 

Extracto de otro de tantos maravillosos guiones de Tarantino
Imágenes propiedad de Miramax
Texto breve de Antonio Moreno



domingo, 2 de abril de 2023

El mundo...

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22/08/2018 

El mundo nos devolverá el cuidado que pongamos en él. Esa calle, cortada al tráfico, es un paseo agradable con vistas a Sevilla a lo largo de su recorrido. Se llena de personas con mascotas, con niños y niñas que juegan sin peligro, personas mayores con andador o en silla de ruedas. Y también de otras que la ensucian, que dejan cristales rotos de botellas que han consumido, envases de plástico, bolsas de snacks y cartones de comida prefabricada.

Texto e imagen de Maite Márquez Martín

viernes, 31 de marzo de 2023

Sketches. Zenset

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Cuando nos paramos a debatir qué contenido debe entrar en la Libro-Revista siempre le damos prioridad al color. Siempre tuvimos claro que queríamos una publicación vistosa, que entrase por los ojos, una explosión de colorido que no dejase indiferente. Nos gusta aprovechar que la impresión es de estas características y tratamos de evitar el blanco y negro a toda costa. Pero cuando nos llegan a las manos trabajos como estos no nos queda más remedio que tragarnos nuestras palabras y rendirnos ante las cosas bien hechas. 

A continuación podréis deleitaros con uno de tantos apuntes que sobrepasan con creces el concepto de boceto. Las influencias que recorren su obra van desde el cómic cercano al realismo a un fuerte marcado gusto por el graffitti. En su imaginario podemos encontrar fantasía, cultura urbana y cualquier cosa que se le ocurra a quien le haga un encargo. 

Su arte nos llega desde huelva y puedes seguirlo en Instagram: @zenset1

Texto de Antonio Moreno




 

miércoles, 29 de marzo de 2023

Reseña de 'Cómo explicar física cuántica con un gato zombi'

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Ya el título es un acierto que engancha. El formato: A5, tapa dura y dos colores en el interior mantiene ese estímulo inicial; la maquetación, diseño y las simpáticas ilustraciones se llevan también un 10. Así que la parte visual de atracción hacia un libro del que no conocía nada: cumple su cometido y nos llevamos uno a casa. La sorpresa es que el contenido también se lleva la nota más alta. Quizás, por el lenguaje,  recomendaría este libro a partir de los 11-12 años y sin límite de edad como tope. 

La pregunta que me hacía antes de adentrarme en el libro (¿cómo abarcarán un tema tan complejo como la física cuántica de una manera sencilla?) se resuelve en la introducción. Un viaje en coche, una niña (Ada) que va a ver a su tía Saturnina y a su primo Max. También conoceremos a Sigma: un genio y loco científico y a Mórtimer, una gata despeinada y peculiar. 

Estos personajes irán acercándonos a conceptos y a personajes valientes que dedicaron su vida a la investigación. Nos encontraremos experimentos, low cost y otros high cost, que ayudarán a comprender mejor si sientes que la desubicación te atrapa. Otra de las cosas que me ha apasionado de este libro son los agujeros de gusano que te llevan a un capítulo posterior en el que se va a hablar sobre lo que estás leyendo: una vez saciado el conocimiento vuelve a la página con salto para retomar la historia. 

He disfrutado como una pequeña de principio a fin. No realicé experimentos pero no descarto una segunda lectura con tal propósito. En resumidas cuentas: una matrícula de honor para todo el equipo de BigVan (Científicos sobre ruedas).

Editorial: Alfaguara
Nº de páginas: 200 

Texto de Saray Pavón

lunes, 27 de marzo de 2023

Para eso están las amigas

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Espero a mi amiga sentada bajo el toldo de la cafetería. Hace frío, y llueve, pero me siento demasiado eufórica como para renunciar a un cigarrillo. La cerveza, ya por la mitad, me acompaña junto a un puñado de desconocidos incapaces, como yo, de no sucumbir al humo. Estoy deseando contarle lo que pasó anoche en casa de Manuel. Aunque la euforia va y viene. Por una parte estoy contenta por haberle echado un cable, pero por otra me siento mal por haber empezado a verme con él. Es cierto que ella me dijo que ya no le interesa el chico, así que no hay por qué machacarse, sin embargo me queda esa pequeña duda. Cosas de mujeres entre dos grandes amigas. En fin, un hombre no se va a interponer entre nosotras, digo yo, y sobre todo cuando ya ni siquiera le gusta. Eso no significa que deje de sentir un poco de miedo a que muestre su lado gatuno y quiera sacarme los ojos. Pero nuestra amistad es mucho más importante que un tío al que acabamos de conocer.

No para de llover, vaya día para contar historias. Me enciendo otro cigarrillo y comienzo a recordar el motivo por el que hemos quedado aquí hoy. La semana anterior, mi amiga Cristina conoció a Manuel en la web de citas de la que todos hablan y al final acordaron verse. La cosa se lio y acabaron en casa de él, donde se volvió a liar y ella acabó complaciéndolo con las manos. Pero para que fuera lo más placentero posible, se quitó el anillo de su madre y lo dejó sobre la mesilla de noche. Entonces empezó el trabajo manual. Cristina acarició concienzudamente a Manuel, Manuel se olvidó de Cristina por completo, y Cristina olvidó el anillo en su casa tras una frustrante insatisfacción y su consiguiente portazo. Cuando me lo contó estaba furiosa por el chasco tan horrible que se había llevado aquella noche. Pero aún se sentía más triste por haber dejado allí el anillo que había pertenecido a su familia durante generaciones. Por eso decidí ayudarla, no me gusta verla así de abatida. Le dije: ¿no quieres volver a verlo? No te preocupes, me registraré en esa web y lo buscaré, haré como que me interesa. Trataré de ir a su casa y así podré recuperar tu anillo. Estaba encantada, me abrazó e incluso se le escaparon algunas lágrimas. No sé cómo agradecértelo, me dijo, pero ten cuidado que el tipo es un asqueroso, no te entretengas mucho en el cuchitril ese al que llama apartamento. 

Y así lo hice. Con la única variable de que empezó a gustarme. Bueno, quizá la palabra más acertada no sea esa. Qué tal…¿intrigarme? A ver, el chico no es nada del otro mundo pero ese desapego casi infantil hacia mí me enganchó desde el primer momento. No sé, no es muy guapo, y tampoco es muy divertido. En la cama es un desastre y al final siempre me tengo que ocupar de… bueno, digamos mis cositas. Quizá sea el morbo de saber que a ella ya no le gusta y me lo he quedado yo. Es posible que me vaya la marcha, al fin y al cabo. Pero bueno, el caso es que no hay nada de qué preocuparse, ella es mi amiga desde hace muchos años. Lo entenderá. Es más, no le importará lo más mínimo. Incluso puede que se alegre por mí, que llevaba una racha de sequía que para mí se queda. Por ahí viene con su paraguas de lunares. Qué nervios, voy a ir sacando el anillo y lo voy a agitar en el aire. Ya está aquí…

    -¡Mira, Cris! Lo tengo. ¿Te pido una cerveza?
    -Dame eso… Porque era de mi madre, que si no, ni me molesto en venir.
Puedo ver la furia hormonal en sus ojos. Me acaba de arrancar el anillo de la mano, será…
    -No quiero volver a verte- a Cristina se le ha ido la olla-. Manuel sólo me deja insatisfecha a mí, hija de puta.

Se va, no me lo puedo creer, se pira. No me ha dado ni las gracias, pero bien que me ha procurado el escarnio público con un clásico. Y para ser diestra se maneja bastante bien con la izquierda. Aunque me alegro de que no haya usado el paraguas contra mí. Odio tener razón y mucho más en estos casos. Lo sabe, lo sabe y se lo ha tomado en plan psicópata. Pero ¿quién se lo habrá contado? Como haya puesto algo en Facebook le corto las pelotas al tío este. Qué vergüenza. La gente de alrededor me mira y cuchichea. Idiotas… el rato tan bueno que han echado a mi costa. Me voy de este antro, ahí tienes tu puto euro con veinte y la cerveza a medias. Te juro que como mire el móvil y haya puesto algo en su muro… Mira, voy a dar una vuelta porque ésta me ha descolocado, a ver si así me despejo. Tener amigas para esto. Es la última vez que ayudo a nadie. Pero vamos, que se enfade y me diga lo que quiera, pero que tenga muy clarito que al inútil ese me lo voy a seguir tirando yo.

 

Texto de Antonio Moreno, resultante de un ejercicio de escritura creativa cuya premisa era: chica recupera el anillo de su amiga en casa del chico con el que ésta estaba quedando
Imagen de Pixabay


sábado, 25 de marzo de 2023

Gnosticismo audiovisual

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Dicen que ya está todo inventado, que la originalidad es cuestión de enfoque más que de contenido, y ciertamente, el séptimo arte nos ha dado muchas muestras de ello. Ya no sólo porque la mayoría de blockbusters que se estrenan en las salas de cine sean adaptaciones de obras pertenecientes a otros formatos (videojuegos, comics, novelas, juegos de mesa...), o bien secuelas, remakes o reboots de algo ya visto, sino también porque, incluso cuando se trata de obras originales, responden a un patrón, una plantilla prediseñada para producir en cadena sin complicarse demasiado. Hasta hace unas décadas los guionistas de Hollywood recurrían a la fórmula del viaje de héroe, elaborada por Joseph Campbell (Christopher Vogler realizó una interesante disertación en su ensayo El Viaje del Escritor), inspirada en los lugares comunes presentes en diversas mitologías de la antigüedad. Todavía sigue siendo una herramienta útil para aquellos escritores cuya seguridad flaquea a la hora de enfrentarse a una hoja en blanco. Sin embargo, cada vez es más frecuente encontrar historias que siguen un patrón distinto, apelando a la mitología de forma mucho más evidente: el gnosticismo. Hay quien incluso quiere ver en esto una intención subliminal como parte de algún malévolo plan esotérico (si os gusta el humor no pretendido os recomiendo visitar el blog Ritual y Propaganda del conspiranoico Jhon Kbn, no tiene desperdicio). Yo, sencillamente, lo achaco a la falta de originalidad en Hollywood. Y es que multitud de títulos conocidos de la ciencia ficción, como Blade Runner, Ex Machina  y Oblivion, parten de esta fórmula.

Pero, ¿qué es el gnosticismo? Se trata de una corriente filosófica y religiosa que busca la iluminación desde el interior de cada individuo, y que parte de una ingeniosa vuelta de tuerca del judeocristianismo tradicional. Aquí Satán y Lucifer, dos figuras que siempre hemos considerado sinónimas, son entidades diferentes. De hecho, con quien se identifica al primero es con el Dios de las religiones monoteístas. Sé que parece lioso, pero os explicaré brevemente la historia.
Que no cunda el pánico, en el gnosticismo sí que existe un Dios Supremo. De hecho, igual que en el judeocristianismo, al principio sólo estaba Él en el Mundo Espiritual, hasta que se aburrió de la nada y le dio por crear algo. Pero he aquí la diferencia: no creó el Universo (el Mundo Físico) sino a su hija Sofía, que representa la Sabiduría. Ésta a su vez creó a los ángeles, y fueron ellos quienes, siguiendo las indicaciones de su "madre", crearon el Mundo Físico. ¿Mareados? Pues no os preocupéis, que esto no ha hecho más que empezar. En el gnosticismo, las relaciones sexuales se consideran una forma de ascender espiritualmente, y los ángeles querían tema con su creadora. Al ser rechazados, se desató una rebelión liderada por el ángel Satán, que acabó con Sofía junto con los ángeles Adán y Eva desterrados en el Mundo Físico, olvidando su origen divino y permaneciendo prisioneros en cuerpos de carne y hueso. Satán pasó, entonces, a convertirse en un Demiurgo, un falso Dios, con el fin de mantener sometida a Sofía. Los descendientes de Adán y Eva, es decir, los humanos, empezaron a multiplicarse, y es entonces cuando aparece en la historia Lucifer, el cual, junto a sus ángeles caídos, intervino en la Tierra para recordarnos cuál es nuestra verdadera naturaleza. Gracias a la iluminación de Lucifer, Sofía consiguió finalmente liberarse de su prisión y volver a ocupar el sitio que le correspondía en el Mundo Espiritual.

Una fumada muy gorda, ¿verdad? Pues, aunque no lo creáis, esta misma historia es la que no están contando una y otra vez en el cine y la televisión. Por si no me creéis, a modo de ejemplo, os indicaré las alegorías que podéis encontrar en la primera temporada de la serie Westworld, que para más inri, está basada en la película Almas De Metal, dirigida en 1973 por Michael Crichton. En el caso de que no hayáis visto la serie, os recomiendo dejar de leer en a partir de este punto, si es que no lo habéis hecho antes.

Desde el primer episodio de Westworld nos queda claro que el personaje de Dolores (Evan Rachel Wood) va a ser nuestra Sofía. No sabemos qué es exactamente, pero podemos apreciar que encierra algo en su “alma de metal”. El dueño y señor del parque es Robert Ford (Anthony Hopkins), quien lo dirige a su antojo, aunque no es el verdadero creador. Tenemos aquí la figura del Demiurgo. Aparece entonces el pistolero negro, ese misterioso personaje interpretado por Ed Harris, que viene a ser un Lucifer muy malote que pretende jugar al Laberinto, un subnivel escondido por el auténtico Creador del parque y que podría poner fin al reinado del Demiurgo. Aunque cruel, la interacción del pistolero negro con Maeve Millay (Thandie Newton) genera un trauma en ésta que hace que empiece a salirse de su programación y a actuar por libre. Aquí Millay representaría a la humanidad, sería nuestra Eva que prueba la fruta prohibida del Árbol del Discernimiento entre el Bien y del Mal y, después de eso, incita a Adán, a quien vemos representado como Hector Escaton (Rodrigo Santoro).  Finalmente, tras una serie de circunstancias, el alzamiento de Maeve Millay hace posible que Dolores, “hija” de Andrew, el verdadero Creador, acabe expulsando al Demiurgo con un balazo en la cabeza.

Como veis, al igual que el viaje del héroe, la fórmula del gnosticismo tiene sus variables, pero en esencia, la historia es la misma. Un megalómano que mantiene sometida a Sofía (sea ésta un personaje masculino o femenino, o simplemente un concepto abstracto), una o varias figuras que parecen corrientes pero que tienen en sus manos el poder de cambiar las cosas, y un rebelde que actúa como detonante para derrocar al tirano. Me resulta curioso ver a Ed Harris interpretar a Lucifer cuando, al menos en dos ocasiones, ha jugado el papel de Demiurgo: en El Show de Truman y en Snowpiercer (Rompenieves). ¿Cuántas otras versiones de este mito nos quedarán por ver todavía? Por desgracia, en Hollywood hay demasiada gente que se guía por una máxima: si algo funciona, repítelo hasta la saciedad o, al menos, hasta que deje de ser rentable.

Texto de Román Pinazo
Imagen propiedad de HBO extraída de Fotogramas