En esta novela Albert Camus narra la propagación de la peste y sus consecuencias. Aparte de las muertes de ratas y personas, la ciudad sufre incomunicación y aislamiento para que no se extienda más allá la enfermedad convirtiendo a las personas en pinzas que oscilan en una cuerda de tender. Esto saca a relucir lo mejor y peor de cada uno.
Parece que la mayoría de la población es católica y aceptan la situación sin luchar contra ella, como si fuese un castigo de Dios que tuviesen que asumir (ya que en un momento dado el cura les cita el texto del Éxodo relativo a la peste en Egipto que dice: "La primera vez que esta plaga apareció en la historia fue para herir a los enemigos de Dios. Faraón se opuso a los designios eternos y la peste le hizo caer de rodillas. Desde el principio de toda historia el azote de Dios pone a sus pies a los orgullosos y a los ciegos. Meditad en esto y caed de rodillas."). Tiene momentos bastante potentes: "Pero mientras se hablaba se perdía el tiempo", "La prensa, tan habladora en el asunto de las ratas, no decía nada. Porque las ratas mueren en la calle y los hombres en sus cuartos y los periódicos sólo se ocupan de la calle" y/o "Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas" (entre otros).
En la tertulia dirigida por José Rodríguez Infante, la compararon con el ensayo sobre la ceguera de José Saramago y tras leerla veo similitudes aunque en esta segunda no me sobraba ni una coma y sin embargo en la peste en ocasiones se me hacía lenta la narración: muchas palabras y pocos sucesos o demasiada repetición de conceptos o en la forma de escritura (que no descarto que de alguno de estos fallos pueda ser causante la traducción) aunque sigues leyendo porque en tu cabeza se ha generado una cuestión: ¿Qué pasará cuando la peste lo envuelva todo?