lunes, 29 de julio de 2019

La peste

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En esta novela Albert Camus narra la propagación de la peste y sus consecuencias. Aparte de las muertes de ratas y personas, la ciudad sufre incomunicación y aislamiento para que no se extienda más allá la enfermedad convirtiendo a las personas en pinzas que oscilan en una cuerda de tender. Esto saca a relucir lo mejor y peor de cada uno.

Parece que la mayoría de la población es católica y aceptan la situación sin luchar contra ella, como si fuese un castigo de Dios que tuviesen que asumir (ya que en un momento dado el cura les cita el texto del Éxodo relativo a la peste en Egipto que dice: "La primera vez que esta plaga apareció en la historia fue para herir a los enemigos de Dios. Faraón se opuso a los designios eternos y la peste le hizo caer de rodillas. Desde el principio de toda historia el azote de Dios pone a sus pies a los orgullosos y a los ciegos. Meditad en esto y caed de rodillas."). Tiene momentos bastante potentes: "Pero mientras se hablaba se perdía el tiempo", "La prensa, tan habladora en el asunto de las ratas, no decía nada. Porque las ratas mueren en la calle y los hombres en sus cuartos y los periódicos sólo se ocupan de la calle" y/o "Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas" (entre otros).

En la tertulia dirigida por
José Rodríguez Infante, la compararon con el ensayo sobre la ceguera de José Saramago y tras leerla veo similitudes aunque en esta segunda no me sobraba ni una coma y sin embargo en la peste en ocasiones se me hacía lenta la narración: muchas palabras y pocos sucesos o demasiada repetición de conceptos o en la forma de escritura (que no descarto que de alguno de estos fallos pueda ser causante la traducción) aunque sigues leyendo porque en tu cabeza se ha generado una cuestión: ¿Qué pasará cuando la peste lo envuelva todo?



sábado, 27 de julio de 2019

Poema número trece

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Odio dedicar poemas. Me da mala suerte:
poema que dedico, ruptura [peliculera] anunciada.
Sí. Soy un poco supersticiosa, aunque me encantan
los gatos negros y tampoco me santiguo por un salero
derramado o un espejo roto. Pero sí, confieso
que me desagrada escribir poemas para alguien
y más si esa persona me aborda con halagos y tópicos
-“¡Increíble, no sabía que eras poeta, qué curioso!”;
“¿En serio? Pues no lo aparentas”: ya veis, como si serlo
fuera lo más extraordinario del mundo -; y peor
si no es nadie especial, que sabes que imprimirá
huellas borrosas en tu corazón, sí, de esos que aparecen
de repente en tu vida e intuyes que pronto se marcharán;
el asunto se complica si es el clásico romántico o cursi
-parecen estar todos fabricados con el mismo molde defectuoso-,
amén de sordos, que insisten e insisten para que les escribas algo,
lo que sea: creen que los poetas somos seres bendecidos
y porque ser retratado en un poema es un [raro] honor
-“¡Mirad la página de este libro, esta poesía me la dedicó
una gilipollas a la que me tiré hace tiempo!”-.

Y ahora, tú me intentas convencer para que plasme
nuestras miserias [pseudo]amorosas en unas palabras
que, por desgracia, no pasarán a la posteridad
-no soy nadie, creedme: me apoyo en mi propio bastón-,
y como me tienes hasta los mismísimos ovarios,
ofrezco este trofeo de [tramposos] versos

y admito, con malicia, que no los dedico precisamente
/ para complacerte.


Poema de Ana Patricia Moya, Periquilla de los palotes 
Imagen de Pixabay


jueves, 25 de julio de 2019

Kuvitus / Ilustración

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Últimamente empleo gran parte de mi tiempo entre pinceles y lápices. En mi Behance podéis encontrar muchas ilustraciones que han aparecido en libros (de Di-fusion-a2) y en esta entrada voy a compartir mi proceso creativo.


Hay dibujos libres que encajan perfectamente con la temática a capturar pero busco elementos concretos que encienden la chispa creativa. Los pasos que doy antes de ilustrar son:
-1ª lectura y anotación de ideas.
-Relectura previa del poema/capítulo a representar.
-Seleccionar materiales y preparar el espacio.

Es importante pensar qué se quiere transmitir, el cómo y olvidarse del tic-tac. Asumir los plazos de entrega y que en un futuro desearás enterrar trazos y otros te llenarán de orgullo (igual que pasa con otras facetas de tu vida). Si tengo tiempo trato de romper estereotipos, buscar una manera original de expresión, llevarlo a mi terreno y apasionarme (cuando la composición previa no me entusiasma: desechar boceto). 

A veces es inevitable agobiarse: no salen ideas, son muchos dibujos pendientes, pretendes esquivar la repetición, etc. Lo mejor es ir poco a poco, centrarse en cada pieza olvidando que te quedan otras 20 para acabar y aprovechar nuestro momento más activo (en mi caso suele ser la tarde-noche o los momentos vampíricos). La música me sirve para ausentarme de lo que me rodea y focalizar mi atención en lo que tengo entre manos. La dispersión nos puede servir para volver a nuestro proyecto con energías renovadas aunque también puede jugar su papel de lastre: atrasar y entorpecer. Usa referencias si estás atascado (eso no significa un ¡copia!, ésta sólo se permite para practicar técnicas y memorias de trabajos -especificando la fuente original-) e intenta disfrutar aunque se trate de un encargo que no cuadra con tus inquietudes (aprender a dibujar otras cosas te enriquece como artista, además retomas tu estilo con más ganas).

Texto e imágenes de Saray Pavón

domingo, 21 de julio de 2019

Has entrado en mis ciudades arrasadas

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Has entrado en mis ciudades arrasadas
tanteando los objetos con tu hábil mansedumbre
y me miras como quien grita que viene en legión a hacerse himno
a romper mi fuselaje
a temblar con sus dedos la pureza que me queda.

Como si pudieras volverme cierta
me besas rompes las alambradas quemas la cáscara vacía
y hay algo de lumbre en tu mirada algo de bestia delicada con vocación de jungla.

Y te digo sí porque cercas el origen de las sombras y me haces agua y no desierto
porque en tu cuerpo la música es hondura
grieta entre la sal
y dices que vienes a hermanarte en mi fervor como un latido
y lo dices sin terror ni trayectoria
sin cemento ni herrumbre ni egoísmo
ni grandeza inventada ni fractura.

Pulsas mi cuerpo en su oscura transparencia
mi cuerpo sin fuego sublevado ni hueco que me nombra
y ahora limpios los establos por fin soy luz desde la luz
cadáver sin urgencia.

Tú me haces hallazgo.

Tú me haces claridad ardiendo el pulso ciego de las cosas.



Poesía de Bárbara Butragueño
Imagen de Pixabay


miércoles, 17 de julio de 2019

lunes, 15 de julio de 2019

Como en la vida

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Como en la vida:

Todo puede suceder
en un poema:

lo cotidiano, sí,
pero también lo deslumbrante,
e incluso
ambas cosas
a la vez

–como en este, ahora
que empiezas a desnudarte...





 
Ingénuo:

Creí que, como el mar
una noche de verano, tu sonrisa
me invitaba a sumergirme
(únicamente
a mí)
en tus aguas
profundas.

Pero salió la luna
y vi la playa llena
de exhaustos nadadores.


Poema de Karmelo C. Iribarren
Imagen de Pixabay