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miércoles, 14 de febrero de 2024

Vals en solitario

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Extraño ser y extraño amor, tuyo y mío,
absurda historia, delirantes imágenes,
remotos pasajeros en un tren sin destino,
compañeros entonces, unidos y tan lejos,
al filo de la vida, donde duerme el silencio.

Suene por ti, interminable, un vals,
suenen por ti, incansables violines,
suene una orquesta en el salón enorme,
suenen tus huesos celebrando tu espíritu.

Una copa de tallado cristal, alzada al cielo,
brinde por tu azul adolescencia disecada
y madera y metal festejen tu retrato
de borrosa figura y suave pelo oscuro.
Suene, suene hasta el fin el largo trémolo,
la delicada melodía, vagarosas nubes de pasión
bañando de alegres lágrimas tus ojos imposibles,
dibujando en tus labios un deseo perdido,
entrega fugitiva, besando sólo el aire.

Vals en el tiempo y en la dicha sonámbula
de la eterna alegría y la más tersa piel
riendo bajo luces de radiantes reflejos,
inmóviles estrellas en la noche fingida.

Música y sueño, sueño technicolor,
tan cursi y tonto que llena de ternura
en algunos momentos del todo indeseables
cuando vivir resulta un sueño más grotesco.

Oh amor de Mayerling y antigua Viena,
dulce Danubio y fuegos de artificio.

Oh amor, amor al amor, que te conserva
como un oculto talismán y mariposas disecadas.

Extraño ser, extraño amor, extraña vida tuya.

Una gota de sangre en una gota de champagne,
el ruido de un disparo irrumpiendo en la música,
un helado sudor tras las blancas pecheras,
no podrán detenerte, hacer cambiar tu paso.

Tú seguirás, sobre ti misma, bailando siempre,
soñando siempre, soñando enloquecida,
aunque caigan, con estruendo de cascote y tierra,
los decorados techos, las gráciles arañas,
y rasguen lentamente tu rostros los espejos
y en un quejido mueran las cuerdas y sus notas.

Tú seguirás, eternamente sola y desolada,
girando entre las ruinas, evocando otras voces,
sonriendo a fantasmas con tímida esperanza,
en helados balcones abrazada a tus brazos.

Verás borrar la noche, su temblor inconstante
y otra luz, turbia luz, iluminar tu reino.

Su terquedad cruel descubrirá las ruinas
y la verdad del tiempo detrás de tus pupilas.

Pero tú seguirás sin detenerte nunca,
fantasma ya tú misma en el gris de la sombra,
altiva la cabeza sobre el cuello intocable,
girando para siempre, bailando para siempre,
frente a la sucia realidad de la muerte,
frente a la torpe mezquindad de los hechos.

Tú seguirás, extraño ser, extraño amor,
danzando sola, escuchando impasible
ese vals de derrota, extraña magia,
ese vals de derrota, tu más cierta victoria.
Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

viernes, 2 de febrero de 2024

A esta piel

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A esta piel
que baila sobre la noche,
quieren seducirla con EME
y carreteras secundarias
que desvían y llevan
a dormir en casas ajenas,
a vestir trajes de infarto
con tacones-rascacielos;
pero mis ojos, fingiendo
temor, me devuelven
a aquel lugar que llamo
casa: tus brazos.


Poema e imagen: Saray Pavón

lunes, 22 de enero de 2024

sábado, 20 de enero de 2024

Ahora podría,...

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complicidad de manos-ha editado

















...con estas mismas manos
que asesinaron y ocultaron las pruebas,
filtrar el invierno y los cuchillos
o contarte ciertas cosas como que
a veces llega una persona que piensas
que encaja perfectamente contigo,
con tu cuerpo -en cualquier postura-
y le rodeas con las piernas o apoyas
tu cabeza en su hombro y articulas
pájaros en los besos hasta que percibes
que toda la mentira cabe en su boca
y comienzas a asfixiarte con su lengua
venenosa y se llena tu pecho de exilio;
que hay gente que se toma el amor
como un mero tentempié y luego huye
borrando sus huellas y tú te cansas.
Que el abismo tiene nombre y familia
o que debiéramos ser como los animales
y pensar sólo en el ahora, en el hoy,
porque mañana nunca se sabe,
porque mañana no estaremos aquí
o porque hay tardes en las que naufraga
el corazón y se van yendo las ilusiones
con sus zapatos vagabundos; o tal vez
porque es más fácil recortar la tristeza
de nuestras pieles de lo que creemos.
Con estas mismas manos que han acogido
la muerte y la han mecido con el vaivén
de un columpio, quisiera decirte que la vida
no es más que un estremecimiento en la carne
y una ciudad que se queda con la garganta seca
y los ojos y las manos que tienen lengua
y los gemidos que suben por tu pecho
y un punto final en mi poema
y un punto final.



Poema e imagen: Saray Pavón

domingo, 14 de enero de 2024

Used words

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Con palabras usadas,
gastadas por el tiempo y la costumbre,
cuyo último temblor ya no se siente.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida,
esta noche de lluvia hablo contigo,
trato de hablar al menos, ligeramente ebrio,
construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás,
y sintiendo esa repentina lucidez
con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos,
sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada,
del whisky, de la noche y el silencio,
de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota,
de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío,
donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua,
o tus ojos mirándose en los míos,
o nuestras manos unidas en el aire,
recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas,
nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles,
contestar una vieja pregunta
cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países,
los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste,
el temblor del deseo que aún guardas en tu piel,
mi repetido navegar de cama en cama,
se reúnen y afirman su destino
frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos,
sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá-
de finales de julio, de algún año cualquiera,
te propongo mi amor, sé que tú aceptarás,
con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo,
mientras yo me afeito y tú pintas tus labios,
te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- «hoy existe la vida por nosotros»
o «tú no te morirás nunca»
o, tal vez, «aún hay noches y noches que esperan
nuestros brazos, ese especial calor de dormir abrazados».
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado,
ignorando el futuro, sin duda inalcanzable,
con palabras gastadas, decir y repetir
-es otro ejemplo- «gracias mi amor por haber existido».
Al menos por un rato -a nadie molestamos-
con palabras usadas mentirnos y mentirnos,
mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.

Envío:
Te dejo este poema
confuso, absurdo, largo,
para que tú lo tengas como un pañuelo viejo
a los pies de tu cama, para que tú la tengas,
y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo,
un día como éste -cuando ya no estaremos-
y recuerdes, debajo de la ducha,
que alguna vez te quise -mentiras y mentiras-
que alguna vez te quise -era un día de julio-
con palabras usadas, como un disco rayado,
que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

miércoles, 10 de enero de 2024

Tasas de aeropuerto no incluidas

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Pelas la gamba con destreza de cirujano
y por enésima vez te preguntas qué haces aquí.
Viajar es ser en otra ciudad
y es obvio que ser no se te da.

Solicita tu ejemplar del mapa en la oficina de turismo.
Despliégalo, entrecierra los ojos, sortea el espónsor.
Concéntrate.

Tu mirada sobrevuela
la versión miniaturizada del East End
y las indicaciones para llegar a Harrods
pero por más que lo intentas
no aciertas a focalizar en el Palacio de Buckingham
ni en los autobuses de dos pisos ni en el Big Ben.

Sólo puedes pensar en este marisco que sabe
como si lo hubiera cagado otro
Piensas en lo harto que te tienen los taxistas.
Estás en Londres y piensas en Berlín.
Piensas en bombas.



Poema de Sergi Puertas
Imagen de Pixabay

martes, 2 de enero de 2024

Mi madre

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Mi madre no tuvo tiempo para vestirse de rosa.
El cáncer compuesto de abismo y terror.
Un abismo que nos tragó en cuarenta días.
Luego la casa se quedó vacía.
Su cama deshecha.
Su armario intacto.
Y un niño de barbas que lo observa.

Que tan todo en su sitio.
Que tan lleno de ropa.
Que tan huérfano lo deja.
Un niño que no entendía nada.
Sesenta y un años eran pocos para un ángel.
Mi madre muerta y sus alas intactas.

No, apenas hubo tiempo para el rosa.
Ni para ser guerrera.
Ni siquiera para un par de lágrimas.
Todos los abrazos fueron insuficientes.
Los pasillos del hospital tocaron a pocas maldiciones.
Un gotero inútil.
Palabras sin efecto placebo.
La muerte era de verdad.

No.
No hubo tiempo para el rosa.
Apenas unos minutos.
Una despedida con prisa:
«Te echaré de menos.
Vas a ser feliz.
Tendrás que cuidarte solo.
Yo no te voy a olvidar.
Ahora te toca ser fuerte.
No voy a decir adiós».
Los besos dejaron de curar.
Llegó la noche.

El diecinueve de junio de dos mil trece.
Todas las portadas hablaron de lo mismo:
«Hoy amanece el mundo con déficit de bondad».




Poema de Pedro Teruel
Imagen de Pixabay

jueves, 14 de diciembre de 2023

Un viejo en Venecia

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En Venecia, viejo y envejecido, casi mudo,
rodeado de libros, de soledad, de gatos,
el poeta Ezra Pound,
habló, en un breve, muy breve encuentro con Grazia Livi.
Le comentó, sin autocompasión y sin desprecio,
secamente, con voz entrecortada:
«Al final pienso que no sé nada.
No tengo nada que decir, nada».
Si después de tan alto ejemplo, de tan clara sentencia,
aún sigo escribiendo, arañando palabras en el humo,
no es, que la muerte me libre,
por bastardo interés o absurda vanidad,
sino tan sólo por una simple razón,
porque no conozco otro medio, a excepción del suicidio,
-innecesario es un poema como un cadáver-
para dar testimonio de nada a nadie,
del mundo que contemplo, de esta vida,
de su horror gastado y cotidiano.
Que el viejo Pound, desde su tumba,
me perdone por unir su nombre
a estas sórdidas palabras desesperadas.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

martes, 14 de noviembre de 2023

Un año después de ya no verte

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                                                       Corrido mexicano

                  Este es el corrido del caballo blanco
             que en un día domingo feliz arrancara.
                                                 José Alfredo Jiménez
 

Olor de solitario y soledad, cama deshecha,
cegados ceniceros en esta tarde de domingo,
helado soplo de noviembre en el cristal
y un vaso medio lleno de cansancio.
Te escribo por hacer algo más inútil aún
que pensar en silencio o imaginar tu voz,
o escuchar una música herida de recuerdos,
o pedir al teléfono un absurdo milagro.
«Este es el corrido del caballo blanco
que en un día domingo feliz arrancara.»
Este es el corrido pero nadie canta
y un muerto con mi nombre, vestido con mis trajes,
me saluda y observa por los cuartos vacíos,
me mira en la distancia como si fuera un niño
y acaricia en sus dedos un rastro de ternura.
Sobre su frente inmóvil va cayendo tu nombre
y humedece sus labios una lluvia perdida.
Olor de soledad y humo de aniversario
mientras busco, dolorosamente trato de recordar,
tus dos ojos insomnes con su vaho de mendigo,
devorando su luz, ahogando su locura.
Tus dos ojos como picos de presa que se clavan
y rasgan y desgarran la piel de nuestro amor.
Soplo de embriagado recuerdo, agria melancolía
rescoldo que tu lengua aún enciende
en estas horas de strip-tease solitario
en que celebro en tu derrota todas las derrotas.
Un año después y tu pelo, tu largo pelo
ardiendo desbocado entre mis manos,
clavado para siempre en esta almohada,
recorriendo esta casa, sus rincones y puertas,
como un viento insaciable que buscase su fin.
Un año después de ya no verte,
definitivamente talando en tu memoria,
qué real sigues siendo, qué difícil herirte.
La sosegada certidumbre de esta mesa en que escribo
puede tener la pasión estremecida de tu piel
y la ropa que el sillón desordena
puede ahora ocultar el temblor de tus pechos.
Sobre tu sexo abierto y tus muslos de arena,
sobre tus manos ciegas que persiguen la noche,
qué triste es el cuchillo, qué aciaga su hoja.
Un muerto con mi nombre y mis uñas mordidas,
un cadáver grotesco, me dicta estas palabras,
me señala en los cuadros, en la pared manchada,
el destino de hoy, de este día cualquiera,
al borde de mi vida, al borde del invierno,
al borde de otro año que empieza con tu ausencia,
al borde de mis ojos y tu voz que ahora escucho.
Un año después de ya no verte,
mientras te escribo, odiando hasta la tinta,
en esta tarde de noviembre, olor de solitario y soledad,
helado soplo en el cristal vacío. Un muerto.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

viernes, 13 de octubre de 2023

Un étranger

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Produce cierta melancolía,
una tristeza decadente -literaria sin duda-
como algunas canciones de entreguerras
o páginas perdidas de Drieu La Rochelle,
ver a un hombre solo, apartado y distante,
en la barra de un bar con decorado internacional.
En esa imprecisa edad, tan imprecisa como la luz del ambiente,
en que ya no es joven ni viejo todavía
pero lleva en sus ojos marcada su derrota
cuando con estudiado gesto enciende un cigarrillo.
Las muchas canas y las muchas camas,
un indudable estómago que la camisa inglesa apenas disimula,
el temblor, no demasiado visible, de su mano en un vaso,
son parte del naufragio, resaca de la vida.
Un hombre que espera ¿quién sabe qué?
y aspirando el humo, mira con declarada indiferencia
las botellas enfrente, los rostros que un espejo refleja,
todo con la especial irrealidad de una fotografía.
y es aún, algo más triste, un hondo suspiro reprimido,
ver al fondo del vaso -caleidoscopio mágico-
que ese hombre eres tú irremediablemente.
No queda entonces sino una sonrisa: escéptica y lejana,
-aprendida muy pronto y útil años después-
de un largo trago acabar la bebida,
pagar la cuenta mientras pides un taxi
y decirte adiós con palabras banales.


Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Sólo son tuyas la verdad y la muerte

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Sólo son tuyas -de verdad- la memoria y la muerte,
la memoria que borra y desfigura
y la sombra de la muerte que aguarda.
Sólo fantasmales recuerdos y la nada
se reparten tu herencia sin destino.
Después de sucios tratos y mentiras,
de gestos a destiempo y de palabras
-irreales palabras ilusorias-,
sólo un testamento de ceniza
que el viento mueve, esparce y desordena.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

lunes, 14 de agosto de 2023

Qué bien lo hemos pasado cariño mío

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Terribles son las palabras de los amantes,
aunque estén bañadas de falsa alegría,
cuando llega la desolada hora de la separación.
Fuera la lluvia galopa tercamente
y su eco retumba tras la ventana.
Los poderosos pájaros de la dicha
un breve instante anidaron en sus brazos
y dorados plumajes cubrieron los cabellos
que ahora sudor y hastío sólo guardan.
La estatua que quiso ser eterna
herida de reproches tiembla y cae.
Ya el combate de anhelo ha terminado
y húmedos restos las sábanas acogen.
Hombre y mujer en traje y documento
ceremoniosamente se despiden.
Sus manos por costumbre se enlazan
y banales sonrisas desfiguran sus labios.
Terribles son las palabras de los amantes
cuando llega la desolada hora de la separación.
Esqueletos de amor buscan nuevo refugio
y un jirón de ternura cuelga del viejo y gris perchero.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

domingo, 6 de agosto de 2023

Intentándolo sola

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Podría ser compleja,
seré mil diamantes de aureola.

Automáticamente,
las trizas de cristal se revuelven en mi yo,
como pizcas de harina
tras una hornada en la encimera
al momento en que el barítono del ego despega.
 
Esto es un bumerán
un trampolín, un túnel oscuro
un paquete mal entregado, una paloma extraviada.
Una noche de jaurías y sus consecuencias derramadas.

Es una canción bien compuesta que no gustó al público,
es el llanto de un bebé ante un alimento
que de nuevo no es de un busto,
una carta mal remitida
o un deseo mal planteado.

De vuelta a ti, devuelta a ti
siente cómo me haces sentir.
Tan sólo es un instante en el universo,
pero es importante para mí.

De vuelta a ti, devuelta a mí
lo estoy intentando al menos, ¿no puedes ver?
Deseara hacértelo epifanía por todas partes.
Ojalá que el objeto de tus alabanzas
significase al mismo nivel.

La explicación no tiene pérdida,
es un halo en mi cabeza.
Siempre lista, siempre atenta
¡Oh, Dios! ¿Cuánta empatía queda?

En este sitio, en esta esfera
¿Cuánto amor a uno le espera?
Libres sois quienes ejemplo dais
a todos aquellos dentro de fronteras.

De barrotes de cristal
entre familia a la que debes confrontar
entre iguales que no lo son
porque sus palabras como puñales atraviesan.

Entonces, ¡el destino está delante!
¡Predica con el ejemplo!
¿Qué es para mí ser responsable?
La libertad está reservada
a quienes más se inspiran.

¿No es esa la línea al final?
La razón de los que saben los horizontes,
los dueños de nuestros bienes
las sacudidas al ser superior.
 
Tras esta retina no puedo verte.
Con finalidad,
la empatía procedo a crear.
A mi manera,
no a la tuya.

Texto de Lucía Jorquera Ravé
Imagen de Pixabay


jueves, 13 de julio de 2023

Poemas de 1966

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                                                                                                          (Londres)

Frágiles, persistentes, tercas, permanecen las palabras escritas,
quién lo hubiera pensado, con su apariencia momentánea y mínima,
su caprichoso existir tan lejos de la realidad
o de lo que entonces como realidad se imponía.
Libros, apuntes, aburridos exámenes de inglés,
facturas que pagar, incomprensibles voces al teléfono
y la lluvia detrás de las cortinas
en aquella solemne habitación alquilada.
Noches de soledad brumosa y otras de enloquecida euforia,
con jarras de cerveza, verdes botellas de ginebra
y los ojos oscuros, con una brasa al fondo,
de Pauletta Ioannides y el dios abandonando a Antonio.
Sombras esfumadas, borrados gestos,
Strangers in the Night, desafinada música nostálgica.
Éramos jóvenes y estábamos de paso en la ciudad enloquecida,
éramos jóvenes y meses después regresaríamos,
lejos de allí, la vida todavía esperaba.
Lo que ocurrió después es fácil de adivinar
y casi veinte años me separan de aquello,
sin embargo, algunas palabras, su amarga y tierna materia,
el cercado mundo que pretendieron retener,
la desolada afirmación de sus sílabas,
aún permanecen, apenas corrompidas por el papel impreso.
Ahora -parece tan raro-, de todo aquel pasado
sólo queda, casi tangible, el recuerdo
de una mesa, alta y estrecha, con cuadernos amontonados
pesados diccionarios y una silla de respaldo duro
en la que alguien, remotamente parecido a mí,
iluminaba con arañadas letras
la sombra detenida de un fantasma.
Y todavía esas mismas palabras,
tantos años después, me repiten
su desvelado y único secreto,
su valeroso testimonio inútil,
frágiles, persistentes, íntimas y tercas
me recuerdan la magia desesperada de la vida.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

miércoles, 5 de julio de 2023

Ícaro y el sol

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Hace ya tres de treinta.
Tres de treinta desde que tus gélidas
insinuaciones apagadas de fulgor
atravesaron mis tímpanos
en mitad de brisa estival.

Anoche tuve una pesadilla
en la que volvía.
Llevo mil y una soñando contigo,
esperando que aquella ocasión
no fuera terrífica.

Frente a los ángeles guardianes
reíamos al unísono
los límites marcados
los lazos cortados.
Más guardábamos método
de imagen sostenido.

Yo intenté asir tu mano
la vi tan leve y redonda como un primer obsequio de niño
y tú apartaste el alma
y me entregaste una Luna.

Ícaro te llamabas, con alas derretidas
yo era el Sol de mediodía
“demasiado brillante” dijiste,
“Yo quiero la Luna”
yo en tu palma ya no yacía.
 
Tan temple, tan llana, tan blanca, tan fría,
que tú nunca quisiste la claridad que te ofrecía.
Tú eras Ícaro y yo el sol
una historia de dos incomprendidos que se amaban
y no podían.

Texto de Lucía Jorquera Ravé
Imagen de Pixabay


miércoles, 14 de junio de 2023

Pierre Drieu la Rochelle divaga frente a su muerte

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Al final pienso que tenía razón
-todo el absurdo tinglado del poder,
el cuchillo implacable de la inteligencia,
las sórdidas, políticas palabras,
los arañados proyectos imposibles-,
sí, tenía razón ese día. Me acuerdo bien
cuando pensé, echado junto a ella,
que lo único real era una buena puta,
una piel cálida, unos labios silenciosos, unas manos expertas,
en aquel burdel, cerca de Neuilly, al amanecer.
Por eso, porque creo que tenía razón, soy más culpable
-libros, declaraciones, ideas, lealtades,
el secreto de todo, el revés de la nada-,
cuánto tiempo perdido para llegar a esto,
para recordar, ya sin solución, sus largos muslos,
el sabor espeso de su boca, los rozados pezones.
Llegaba una luz gris sobre la cama,
sobre su culo memorable, inmóvil,
sí, tenía razón, aquella puta
cuyo nombre nunca supe o tal vez he olvidado,
el humo de un cigarrillo, eso es todo, yo tenía razón,
y si no la tenía, ¿qué importa ahora?



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

sábado, 27 de mayo de 2023

martes, 16 de mayo de 2023

El pequeño mapa de imperfecciones

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Hay versiones de nosotros aún vivas
como sombras de una versión tan llana,
Un espacio en el pasado de nada
una cuarta dimensión infinita.

El segundo aquel junto a ti dormida
se traduce en emoción amparada.
Encuentra portal hacia mí, halada,
dando por hecho, no seré vencida.

Si para siempre en un instante existió,
¿buscamos amor o ser infinitos?
El presente al cuadrado nunca mintió.

Aquí la razón, el espíritu impidió.
Ese cubo cuántico idílico,
esa relación en el tiempo siguió.

Texto de Lucía Jorquera Ravé
Imagen de Pixabay


sábado, 13 de mayo de 2023

Ocurre a veces

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Ocurre a veces, en las calladas horas de la noche,
al filo mismo de la madrugada,
tras el telón caído de la euforia y del vino.

Unos ojos parpadean, se abren,
nos miran con su última transparencia
y un instante a nuestro lado
su doloroso transcurrir, su apretado paisaje de ternura
muestran, como un mendigo o un esclavo,
la humillada quietud de su tristeza.

Entonces, cuando no hay una sola palabra que decir,
con la avidez que lleva en sí lo fugitivo,
besar, unirse en la húmeda tibieza,
en empapada, áspero de arcilla de otra boca,
donde nada al fin y todo nos pertenece.

Después, igual que el viento
agitando fugaz unas cortinas
la claridad de la mañana nos muestra,
desvelar un instante en la memoria
aquello que una noche, una mirada,
la destruida posesión de unos labios, nos dio.

Lo que ahora ciego tropieza, resbala
por la gastada pared del corazón,
aferrándose terco hacia la muerte,
desplomándose sordo hacia el olvido.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

 

viernes, 14 de abril de 2023

Noche de San Juan

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Anticuado, interrogo las estrellas,
su desnudo, inapelable misterio,
mientras miro las llamas en la playa,
en esta noche cuando empieza el verano.
Lector de Drieu o Pavese, sé también
lo sencillo que puede ser acabar con la historia,
no preguntar ya nada, olvidar para siempre
esta apariencia de tarjeta postal.
Frente a mí, imperturbables, desveladas,
pasan, en silencio, vida y muerte,
evitando, con un rictus cansado,
este fantasma insomne, este papel en blanco,
esta hoguera apagada que perdura.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay