23/02/2021
Yago empieza a caminar solo. Sin ir sujeto a la correa. Probamos un poco, entre su miedo y el mío. El suyo le apega a mí y el mío surge cuando emprende la carrera decidido. Lo llamo y corro en sentido contrario a su carrera. Viene hacia mí temiendo perderme, como antes temía yo perderlo. Qué difícil resulta dejar crecer, dar autonomía, cuando se teme que quien protegemos no sepa manejar su libertad. Y sin embargo, nunca aprenderá a ser libre y cuidarse, si no corremos el riesgo de soltar.
Texto e imagen de Maite Márquez Martín
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