1) Para un gatito no hay mayor castigo que dejar de jugar con él de golpe y darle la espalda. Es la manera que capte tu desacuerdo con esta actitud suya. Para que le quede claro, escóndete las manos o sal de la habitación y no le muestres interés.
2) Otra opción es imitar lo que haría su madre con tu gato: agárralo de la nuca y levántalo suavemente en el momento en que esté agresivo. Verás cómo queda parado y sumiso.
3) También puedes imitar el sonido que harían sus hermanitos: un grito agudo que suene como “¡ah!”, como lo haría un gatito. De esta forma se ponen límites entre hermanos y tu gato puede aprender a controlar la fuerza sabiendo que te causa dolor cuando emites ese sonido.
4) Lo que no es en absoluto recomendable es reñir a tu gato. Con ello sólo conseguirás empeorar su carácter y provocarle miedo y desconfianza.
Texto e imágenes de Eladia Aymat, de Ghato Verde
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