Reconozco que las películas que más me apasionan se suelen salir de los cánones. Y ese es el motivo. Me sorprenden, rompen esquemas, perturban, apasionan y un largo etc. (En mi blog hice una lista de algunas que recomiendo y estarían en mi top 100, pincha aquí para verla). Lo mismo me sucede en los films donde las pasiones y los corazones marcan la historia. Aquí no tienen cabida las pelis del mediodía de Antena3 pero no todo en la vida va a ser BitterKas o Tónica :P
Algunas de las que voy a mencionar pueden no tener como base la relación de amor, sino que se va tejiendo o aparece en paralelo. Pero este es el estilo que puedo consumir sin que me salga diabetes o me reviente la vena del ojo. Y tranquilos: no spoilers, no voy a profundizar en las tramas. Una nota aclaratoria: no están por orden de preferencia sino conforme me he ido acordando de ellas (y que los títulos estén en inglés o español depende de en qué idioma la vi por primera vez).
Mozart And the whale (2005)
Pensaba comenzar mencionando que es una "atípica historia" aunque imagino que para una persona con Asperger es su pan de cada día. Si ya de por si el corazón es complicado, cuando está dentro de una persona con un trastorno de estos tipos se intensifica. Lo bueno es terriblemente mágico y lo malo... . Es amena, tiene sus momentos cursis y de ansiedad. Reconozco que el autismo en el mundo audiovisual es un tema que capta mi atención (quizás impulsado por mi 'patosidad' en las relaciones sociales).
It's kind of a funny story (2010)
He de decir que llegó en el momento preciso a mi vida. Y me apasionó por la banda sonora, el montaje, las actuaciones, lo que cuenta y el como. Todo comienza por una depresión. Craig (Keir Gilchrist), 16 años, en lugar de saltar por el puente se personifica en urgencias e ingresa voluntariamente al temer que si se va de allí pueda terminar trágicamente. Como están de obras, temporalmente, lo meten en el ala de psiquiatría de adultos. Allí conocerá a Bobby (Zach Galifianakis) que le guiará por el centro y en su estancia. Entre autoconocerse y acudir a las terapias comunes se irá acercando a Noelle (Emma Roberts), que tiene su misma edad. Y hasta aquí puedo leer. Sólo añadir que además pienso que los lazos que se crean al compartir vivencias o experiencias tormentosas son más fuertes. Disfruté muchísimo viéndola (de hecho ha vuelto a caer un visionado desde entonces -bueno, todas las de la lista-) y me sentí identificada con los momentos creativos. El arte, para mí, ha sido un pilar importante para salir de baches.
Sing Street (2016)
Hay ocasiones en las que me retiro de las películas 'sesudas' o 'desconcertantes' y fue así como descubrí esta. Esa vuelta a los 80 y la música que bebe directamente de fuentes como The Cure y otros grandes que anidan en mi iTunes la han traído aquí. Gira en torno a Conor (Ferdia Walsh-Peelo), 15 años, que impulsado por la recesión económica cambia de la escuela privada a un centro público religioso. Frente a la puerta, diariamente, estará Raphina (Lucy Boynton). Con el objetivo de conquistarla, le dice que tiene un grupo de música (tendrá que montarlo) y le pedirá salir en los videoclips de la banda. Entretenida y dinámica. Sublimidad en la canción 'Up' y en los temas que se entrelazan a la tabla de salvación llamada amor. Quizás los personajes que más destacaría son Eamon (Mark McKenna, os recomiendo escuchar su grupo 'The Girl Talk') y Brendan (Jack Reynor) el hermano mayor de Conor.
Apoteósico largometraje donde Joel Barish (Jim
Carrey) y Clementine Kruczynski (Kate Winslet) se conocen en el vagón de
un tren. Esa recíproca e irremediable atracción les lleva a entablar
conversación. Esos polos opuestos que se dan una oportunidad aun
percibiendo que van a colisionar. Y lo mejor de todo: el montaje. La
historia que no es lineal y te va haciendo entender(los) y disfrutar de
un romance más tradicional narrado de una manera perfecta.
Texto de Saray Pavón
Imágenes de Google, qué quieres que te diga
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