Volvemos a la carga con los
marginales. Sigo sin entender a los que prefieren los ochenta y desprecian esta
maravillosa época. Si quieren convencerme de algo, que hagan su propia sección
(guiño, guiño, SarayPavón). El segundo año de la década es
tan impresionante que por sí solo valdría para callar todas esas bocas
antinoventeras. No os preocupéis, seguiremos con estos maravillosos años en los
siguientes números. Con todos ustedes: 1991
Sepultura. Arise
Casi a las puertas de la muerte
del thrash como movimiento explosivo se sacan de la manga este pelotazo al más puro
estilo Slayer. Sería su último
trabajo netamente de ese género antes de que convocasen a los espíritus de sus
ancestros y comenzasen a experimentar más seriamente con otros ritmos y
sonidos.
Red Hot Chili Peppers. Blood sugar sex magik
El disco que les lanzó a la fama
mundial y el que contribuyese a la posterior y primera marcha de Frusciante. La fama puede ser lo que tú
quieras, pero aquí nos encontramos con verdaderos himnos del funk rock que no
morirán jamás. Algunos ultraconocidos como el potente rapeo de Give it away, la contundente base
rítmica de Suck my kiss o la
melodiosa caricia de Under the bridge.
Otros menos mainstream que demuestran la versatilidad con las seis cuerdas del
tito John como Funky monks.
Michael Jackson. Dangerous
Será recordado por una de las
portadas más barrocas de la historia de la música, por ser uno de los discos
más vendidos del universo y por la participación de Slash. Aquí empezó a rapear y usar elementos diferentes más afines
a los gustos juveniles (englobados en el new jack swing que lo estaba petando
por aquel entonces) para atraer la atención de este público.
Paradise Lost. Gothic
Podríamos estar ante el
nacimiento del metal gótico. Los británicos se convierten por derecho propio en
pioneros de un nuevo concepto e influencia para el doom que vendría después. No
sé qué tendrán esas islas que tanto han exportado al resto del mundo. Riffs
pesados, melodías melancólicas y coros femeninos que te arrastran al fondo de
la tristeza controlada.
Queen. Innuendo
Poco se puede añadir ya a esta
leyenda inconmensurable también británica. La etapa más dura de la banda, la
grabación más difícil de su carrera donde un Freddie casi terminal hace de
tripas corazón y deja para la posteridad maravillas progresivas como la que da
nombre al disco (con ese pedazo de solo de guitarra clásica a cargo de Steve Howe) y joyas emotivas que
anticipaban el desenlace como The show
must go on. Perdón, ahora vengo, me ha debido entrar algo en el ojo.
Lenny Kravitz. Mama said
Ya estoy aquí. Fuera tristeza.
Este es un discazo para disfrutar de la vida (aunque sabemos que el bueno de
Lenny también ha tenido sus escarceos con la depresión, pero ese es otro tema).
Lo digo en serio, si no se te mueve la cabeza sin querer escuchando Always on the run tienes un problema. De
nuevo Slash haciendo de las suyas
(parece que fue un año movidito) en un par de temas, el antes mencionado y Fields of joy. En definitiva un lujo de
soul, rock y funk para orejas exquisitas y para bucear bajo las sábanas, por
qué no decirlo. Si no, escucha It ain’t
‘till over y ya me dirás.
Metallica. Metallica (o Black Album)
No me cansaré de decirlo: la
plenitud de la banda, su pico creativo, su cumbre. Los haters de la hermandad
del true metal del cuero y las tachuelas podéis dejar de leer. O quizá os
convenza, no sé. Sí, hay canciones lentas. ¡Dos, nada menos! ¡En un disco de Metallica! Que Belcebú nos pille
confesados, habrá que flagelarse con cinturones de balas. Pero es que dos obras
de arte como The unforgiven y Nothing else matters no las escribe
cualquiera. Por otra parte, la voz de Hetfield
era puro fuego valyrio y cada vez que revisito este tesoro y suenan a todo
volumen trallazos rápidos como Holier tan
thou o Through the never
o apisonadoras cadenciosas como Of Wolf
and men o Sad but true me vuelvo
loco. Luego viene el amor-odio, otro tema…
Nirvana. Nevermind
El primer álbum con el
todoterreno Dave Grohl aporreando
tambores como Animal. Sacó del número uno al Dangerous, del que os hemos hablado. Hay que decir, en honor a la
verdad, que no esperaban el éxito que generó y mucho menos el legado que
dejaría en una generación y en las siguientes. Por desgracia pasaría a la
historia como el disco del Smell like
teen spirit (Canción Bastarda) frente a verdaderos himnos del rock
alternativo de la generación X como Lithium, In
Bloom, Drain you o Something in the way.
Guns n’ Roses. Use your illusion I y II
Estos tipos venían de comerse el
mundo dos años atrás con uno de los debuts discográficos más impactantes del
siglo. Después se sacaron del sombrero de copa de Slash estos dos mostruitos en el mismo año. El primero lleva por
bandera ese mítico November rain con su
no menos mítico solo frente a una minúscula ermita en mitad de un desierto. El
segundo, además de la imprescindible Civil
war, contiene un cañonazo que podría dejar hecho una ferretería al
mismísimo Terminator. Fue Arnold Schwarzenegger en persona quien
arregló el acuerdo con la banda para que You
could be mine formase parte de la banda sonora de la secuela, The judgement day y, por extensión, de
la Historia.
Simply Red. Stars
El éxito de este álbum en las
islas británicas (otra vez estos vecinos del notre) tanto dentro como fuera de
casa fue arrollador. Seguro que, aun sin querer, alguno de vosotros ha bailado
al ritmo de Something got me started.
Y me juego una mano a que alguien en algún momento pensó que el líder y
cantante de la banda era de raza negra y probablemente una mujer, en lugar del
pelirrojo blancucho que es en realidad Mick
Hucknull.
Celtas Cortos. Cuéntame un cuento
Gracias a este álbum los conocí,
como mucha otra gente. Porque sonó en todas las radios del país. Recuerdo el
videoclip del tema que da título al álbum con nostalgia porque contaba con la
tierna edad de 9 añitos y también porque, seamos sinceros, ya no se hacen videos
como este. También a día de hoy se les sigue recordando por el agridulce 20 de abril. Muchos otros mezclaban ya
música popular con folk pero en España puede que fueran pioneros.
Camarón. Potro de rabia y miel
En la línea de Innuendo, un disco muy difícil de
grabar. José, enfermo y perdido en su propio miedo a la muerte, con todas las
fatiguitas del mundo consigue reconciliarse con la voraz crítica popular que no
entendió en su momento el anterior La
leyenda del tiempo. Y lo hace paradójicamente con palos animados como los
tanguillos, la bulería o la rumba. También, aun con el estado de su moribunda
voz, se atreve por última vez con una exigente taranta: Se me partió la barrena. Al poco tiempo nos dejó para siempre en
cuerpo pero no en espíritu. Si esto es lo peor que podía cantar, imagináoslo en
pleno apogeo. Qué digo imagináoslo, ESCUCHADLO.
Temple of the dog. Temple of the dog
Ya casi llegamos a la gloria,
pero antes un antecedente precursor de la grandeza más absoluta. Para rendir
homenaje al fallecido Andrew Wood, sus
antiguos compañeros en Mother Love Bone, Stone Gossard y Jeff Ament (guitarra y bajo respectivamente), son convocados por Chris Cornell (sobra decirlo pero voz),
quien los junta con Mike McReady (guitarra)
y Matt Cameron (batería), ahí es
nada, para montar una banda con la que darle al malogrado vocalista un sentido
adiós en forma de canciones. Poco después es llamado también a filas para hacer
coros un joven introvertido y extraño que cambiaría el mundo, Eddie Vedder. Con esta formación no
podía salir nada malo. Un monumento al rock sentido y profundo que muchos se
empeñan en llamarlo grunge y encuadrarlos en una explotación de la imagen,
tratándolo como un movimiento de moda superfluo y dirigido a las grandes masas.
Que me pierdo. En este rara avis (la banda dejaría de funcionar en 1992)
encontramos joyas sonoras como Hunger
strike, Say hello to heaven o Times of trouble (futura Footsteps en el Lost Dogs de Pearl Jam).
Pearl Jam. Ten
He dejado para el final al
coloso, el inabarcable, el único. Hace tiempo participé en una encuesta online
que proponía votar el mejor debut discográfico de la historia del rock. Una de
las opciones era el Led Zeppelin I. Voté al Ten. Con eso lo digo todo. Es
difícil, por no decir imposible, encontrarse con este nivel de madurez, de
técnica instrumental y compositiva y de autoconfianza en gente tan joven y ante
un panorama tan voraz como el que les rodeaba. Confeccionado a partir de varias
roturas (los antes mencionados Stone
Gossard y Jeff Ament de los
extintos >Mother Love Bone, Mike McCready de Love Chile, Eddie Vedder de Bad Radio y Dave Krussen a la batería, que dejaría su
puesto poco después) se forma una de las bandas más grandes de todos los
tiempos cuyo primer álbum sigue siendo a día de hoy un referente de cómo hacer
bien las cosas. La gran carga emotiva de las letras, gracias en gran parte a la
aportación de Eddie, hace de este un trabajo íntimo y desgarrador del que no
soy capaz de destacar ningún tema sobre otro.
Texto e imagen de Antonio Moreno
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