miércoles, 4 de enero de 2023

Malditos noventa II

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Volvemos a la carga con los marginales. Sigo sin entender a los que prefieren los ochenta y desprecian esta maravillosa época. Si quieren convencerme de algo, que hagan su propia sección (guiño, guiño, SarayPavón). El segundo año de la década es tan impresionante que por sí solo valdría para callar todas esas bocas antinoventeras. No os preocupéis, seguiremos con estos maravillosos años en los siguientes números. Con todos ustedes: 1991

Sepultura. Arise 
Casi a las puertas de la muerte del thrash como movimiento explosivo se sacan de la manga este pelotazo al más puro estilo Slayer. Sería su último trabajo netamente de ese género antes de que convocasen a los espíritus de sus ancestros y comenzasen a experimentar más seriamente con otros ritmos y sonidos.    
 
Red Hot Chili Peppers. Blood sugar sex magik 
El disco que les lanzó a la fama mundial y el que contribuyese a la posterior y primera marcha de Frusciante. La fama puede ser lo que tú quieras, pero aquí nos encontramos con verdaderos himnos del funk rock que no morirán jamás. Algunos ultraconocidos como el potente rapeo de Give it away, la contundente base rítmica de Suck my kiss o la melodiosa caricia de Under the bridge. Otros menos mainstream que demuestran la versatilidad con las seis cuerdas del tito John como Funky monks.  
 
Michael Jackson. Dangerous 
Será recordado por una de las portadas más barrocas de la historia de la música, por ser uno de los discos más vendidos del universo y por la participación de Slash. Aquí empezó a rapear y usar elementos diferentes más afines a los gustos juveniles (englobados en el new jack swing que lo estaba petando por aquel entonces) para atraer la atención de este público.   
 
Paradise Lost. Gothic 
Podríamos estar ante el nacimiento del metal gótico. Los británicos se convierten por derecho propio en pioneros de un nuevo concepto e influencia para el doom que vendría después. No sé qué tendrán esas islas que tanto han exportado al resto del mundo. Riffs pesados, melodías melancólicas y coros femeninos que te arrastran al fondo de la tristeza controlada.   
 
Queen. Innuendo 
Poco se puede añadir ya a esta leyenda inconmensurable también británica. La etapa más dura de la banda, la grabación más difícil de su carrera donde un Freddie casi terminal hace de tripas corazón y deja para la posteridad maravillas progresivas como la que da nombre al disco (con ese pedazo de solo de guitarra clásica a cargo de Steve Howe) y joyas emotivas que anticipaban el desenlace como The show must go on. Perdón, ahora vengo, me ha debido entrar algo en el ojo.   
 
Lenny Kravitz. Mama said 
Ya estoy aquí. Fuera tristeza. Este es un discazo para disfrutar de la vida (aunque sabemos que el bueno de Lenny también ha tenido sus escarceos con la depresión, pero ese es otro tema). Lo digo en serio, si no se te mueve la cabeza sin querer escuchando Always on the run tienes un problema. De nuevo Slash haciendo de las suyas (parece que fue un año movidito) en un par de temas, el antes mencionado y Fields of joy. En definitiva un lujo de soul, rock y funk para orejas exquisitas y para bucear bajo las sábanas, por qué no decirlo. Si no, escucha It ain’t ‘till over y ya me dirás. 
    
Metallica. Metallica (o Black Album
No me cansaré de decirlo: la plenitud de la banda, su pico creativo, su cumbre. Los haters de la hermandad del true metal del cuero y las tachuelas podéis dejar de leer. O quizá os convenza, no sé. Sí, hay canciones lentas. ¡Dos, nada menos! ¡En un disco de Metallica! Que Belcebú nos pille confesados, habrá que flagelarse con cinturones de balas. Pero es que dos obras de arte como The unforgiven y Nothing else matters no las escribe cualquiera. Por otra parte, la voz de Hetfield era puro fuego valyrio y cada vez que revisito este tesoro y suenan a todo volumen trallazos rápidos como Holier tan thou o Through the never o apisonadoras cadenciosas como Of Wolf and men o Sad but true me vuelvo loco. Luego viene el amor-odio, otro tema…   
 
Nirvana. Nevermind 
El primer álbum con el todoterreno Dave Grohl aporreando tambores como Animal. Sacó del número uno al Dangerous, del que os hemos hablado. Hay que decir, en honor a la verdad, que no esperaban el éxito que generó y mucho menos el legado que dejaría en una generación y en las siguientes. Por desgracia pasaría a la historia como el disco del Smell like teen spirit (Canción Bastarda) frente a verdaderos himnos del rock alternativo de la generación X como Lithium,  In Bloom, Drain you o Something in the way.  
 
Guns n’ Roses. Use your illusion I y II 
Estos tipos venían de comerse el mundo dos años atrás con uno de los debuts discográficos más impactantes del siglo. Después se sacaron del sombrero de copa de Slash estos dos mostruitos en el mismo año. El primero lleva por bandera ese mítico November rain con su no menos mítico solo frente a una minúscula ermita en mitad de un desierto. El segundo, además de la imprescindible Civil war, contiene un cañonazo que podría dejar hecho una ferretería al mismísimo Terminator. Fue Arnold Schwarzenegger en persona quien arregló el acuerdo con la banda para que You could be mine formase parte de la banda sonora de la secuela, The judgement day y, por extensión, de la Historia.   
 
Simply Red. Stars 
El éxito de este álbum en las islas británicas (otra vez estos vecinos del notre) tanto dentro como fuera de casa fue arrollador. Seguro que, aun sin querer, alguno de vosotros ha bailado al ritmo de Something got me started. Y me juego una mano a que alguien en algún momento pensó que el líder y cantante de la banda era de raza negra y probablemente una mujer, en lugar del pelirrojo blancucho que es en realidad Mick Hucknull.   
 
Celtas Cortos. Cuéntame un cuento 
Gracias a este álbum los conocí, como mucha otra gente. Porque sonó en todas las radios del país. Recuerdo el videoclip del tema que da título al álbum con nostalgia porque contaba con la tierna edad de 9 añitos y también porque, seamos sinceros, ya no se hacen videos como este. También a día de hoy se les sigue recordando por el agridulce 20 de abril. Muchos otros mezclaban ya música popular con folk pero en España puede que fueran pioneros. 
   
Camarón. Potro de rabia y miel 
En la línea de Innuendo, un disco muy difícil de grabar. José, enfermo y perdido en su propio miedo a la muerte, con todas las fatiguitas del mundo consigue reconciliarse con la voraz crítica popular que no entendió en su momento el anterior La leyenda del tiempo. Y lo hace paradójicamente con palos animados como los tanguillos, la bulería o la rumba. También, aun con el estado de su moribunda voz, se atreve por última vez con una exigente taranta: Se me partió la barrena. Al poco tiempo nos dejó para siempre en cuerpo pero no en espíritu. Si esto es lo peor que podía cantar, imagináoslo en pleno apogeo. Qué digo imagináoslo, ESCUCHADLO. 
 
Temple of the dog. Temple of the dog 
Ya casi llegamos a la gloria, pero antes un antecedente precursor de la grandeza más absoluta. Para rendir homenaje al fallecido Andrew Wood, sus antiguos compañeros en Mother Love Bone, Stone Gossard y Jeff Ament (guitarra y bajo respectivamente), son convocados por Chris Cornell (sobra decirlo pero voz), quien los junta con Mike McReady (guitarra) y Matt Cameron (batería), ahí es nada, para montar una banda con la que darle al malogrado vocalista un sentido adiós en forma de canciones. Poco después es llamado también a filas para hacer coros un joven introvertido y extraño que cambiaría el mundo, Eddie Vedder. Con esta formación no podía salir nada malo. Un monumento al rock sentido y profundo que muchos se empeñan en llamarlo grunge y encuadrarlos en una explotación de la imagen, tratándolo como un movimiento de moda superfluo y dirigido a las grandes masas. Que me pierdo. En este rara avis (la banda dejaría de funcionar en 1992) encontramos joyas sonoras como Hunger strike, Say hello to heaven o Times of trouble (futura Footsteps en el Lost Dogs de Pearl Jam).
 
Pearl Jam. Ten 
He dejado para el final al coloso, el inabarcable, el único. Hace tiempo participé en una encuesta online que proponía votar el mejor debut discográfico de la historia del rock. Una de las opciones era el Led Zeppelin I. Voté al Ten. Con eso lo digo todo. Es difícil, por no decir imposible, encontrarse con este nivel de madurez, de técnica instrumental y compositiva y de autoconfianza en gente tan joven y ante un panorama tan voraz como el que les rodeaba. Confeccionado a partir de varias roturas (los antes mencionados Stone Gossard y Jeff Ament de los extintos >Mother Love Bone, Mike McCready de Love Chile, Eddie Vedder de Bad Radio y Dave Krussen a la batería, que dejaría su puesto poco después) se forma una de las bandas más grandes de todos los tiempos cuyo primer álbum sigue siendo a día de hoy un referente de cómo hacer bien las cosas. La gran carga emotiva de las letras, gracias en gran parte a la aportación de Eddie, hace de este un trabajo íntimo y desgarrador del que no soy capaz de destacar ningún tema sobre otro. 
 
Texto e imagen de Antonio Moreno 

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