Quizá me he precipitado un poco. No me gustaría pasar incontables años con la incertidumbre y la muerte acechando a la vuelta de la esquina. Me parece algo cruel también. Dejémoslo en algo rápido, aunque doloroso. Ojalá me cayese un rayo en la cabeza. Serían unos segundos de sufrimiento y poco más. Nunca he recibido tal descarga pero intuyo que será algo así. Bueno, no sé. Creo que con esto será suficiente. Espero que en un futuro mi ajusticiamiento sirva como ejemplo para aquellos con tendencias criminales.
Una última cosa. No es una queja, es más bien una observación. Me resulta chocante y, a la vez, muy moderno esto de poner un buzón de sugerencias en la celda de los condenados a muerte. En fin, igual mañana prueban algo menos angustioso conmigo.
Atentamente, un hombre muerto.
Texto de Antonio Moreno
Imagen de la sagrada www.pixabay.com
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