en la puerta principal del hospital.
Una compañera ha fallecido
víctima de la pandemia.
Han venido de la televisión
para grabar y emitir el dolor a mediodía,
cuando la gente esté comiendo,
tintineando las cucharas en los platos de sopa
como si tintinearan
en la cerámica de una funeraria.
Se ha ido joven.
Deja dos hijas y un marido
que ya nunca vendrá a recogerla con la moto.
Por edad podría haberse tratado de mi madre.
Me alivia saber que no.
Poesía de Begoña M. Rueda, Servicio de lavandería.
XXXVI premio de poesía Hiperión
Imagen de Pixabay
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