Era un milagro que aún estuviera viva.
Por
un momento se quedó allí tumbada sobre la cama felizmente inconsciente
de cualquier cosa excepto de su gratitud por seguir viva. Con razón
debería estar muerta. Allí estaba el bote de pastillas vacío sobre la
nota de suicidio en la mesa junto a la cama y un vaso de agua casi vacío
a su lado.
Fragmento de "El cura", Thomas M. Disch
Imagen de Pixabay
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