desenmascaré a la costumbre
como a la peor de las plagas
implacable creadora de hábito
por gentes y substancias y relaciones
siempre espantosas e inapropiadas.
Así en adelante me cuidé bien
de no iterar ninguno de mis patrones vitales
más allá de lo estrictamente necesario:
Dormir de día desayunar de noche viceversa.
Despidos, renuncias, de empleo a empleo y tiro porque me toca.
Nunca las mismas copas en siempre distintos bares
y tantos estados como substancias y dosis.
A mis compañías las miré siempre de lejos
en eterno barajar de agenda telefónica
y si algún amor se hubiera quedado lo suficiente
hubiera sido yo quien finalmente
marchara huyendo a la carrera me lo huelo.
Fue así cómo mis días fueron y son hoy
también calcados entre sí y como del mismo caos
hice costumbre y después hábito.
Poema de Sergi Puertas
Imagen de Pixabay
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