eso de amarse,
pero aceptamos su dogma
para no sucumbir a nuestros miedos.
No era una transgresión
sentirse libre,
aún así, recibimos los golpes
y escondimos la canción en los barrotes.
No era una transgresión
continuar vivos,
pero preferimos el violín
al tormento continuo de la rabia.
Poema de Diego Solís
Imagen de Pixabay
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