Los muertos somos gente honrada:
Pero, si queréis, podéis hacerme una visita.
Mi casa no está lejos de la carretera.
Una vez llegados al pueblo, cualquiera puede
indicaros la dirección.
Si llamáis a la puerta, os abrirá
mi madre
y os conducirá por el pasillo hasta mi cuarto
oscuro.
No os asustéis por las lágrimas que brillan
en los ojos de mi madre.
Si yo no estuviera en el cuarto
(en el cuarto vacío),
esperad un poco: seguramente habré salido
a buscaros
para que extraigáis de mi cuerpo
la bala que me mató.
Poema de Joseba Sarrionandia. ¿La poesía ha muerto?
Imagen de Pixabay
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