Bien, has llegado lejos. Pero ahora tienes que ir por tu propio pie al País de los Lamentos, porque tu montura ha sufrido heridas graves. Por el camino te asaltará una patrulla de Orcos Azules, pertrechados hasta los ojos y blandiendo cachiporras mágicas. Si los superas podrás seguir el sendero que lleva al reino, pero te darás cuenta de que tus armas y armadura han quedado seriamente dañadas. Cuidado, un enjambre de Abejorros Toro Gigantes proveniente del bosque te cortará el paso. Procura que su Vómito Ácido no te alcance. Si sales vivo podrás continuar con tu misión: conseguir la última lagrima de la princesa antes de que toque el suelo. Pero antes, en la entrada de palacio, tendrás que enfrentarte a la Camada Ígnea. Tres hermanos dragones que duplican tu nivel, sea cual sea. A no ser que estés por encima de 100, en cuyo caso lo triplicarán. Lo que no sabes es que queda prohibido el uso de la magia, que fue sellada por la propia soberana. Tu hechizo Ventisca de Hielo, letal contra elementales de fuego, no te servirá para nada. Si consigues derrotarlos y trepar a la Torre Tambaleante la princesa, en su último estertor, te entregará lo que viniste a buscar y te pedirá que vuelvas a España, donde tendrás que erradicar los toros y equiparar el jurgol al resto de trabajos. Entonces y solo entonces podrás usar el poder de La Lágrima que disolverá el PP, los encerrará en el talego y convocará elecciones.
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