viernes, 20 de octubre de 2017

Creamundos

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No somos conscientes… no somos conscientes… de lo que el tiempo nos quitará.
No me intimida el tiempo. Ni vivo aferrado a la idea de no dejar escapar nada de mi vida como si todo aquello me perteneciera. Y por supuesto, no cuido los detalles de mi plan de vida. Tan solo Vivo.

Cuando eres niño te dicen: “corre y sueña”, cuando te haces mayor te repiten: “la vida no es como soñabas cuando eras niño”.

Me encantaría compartir contigo el poema “Autobiografía” de Gabriel Celaya:

Autobiografía

No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a Ud. correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay sí, no respires! Dar el no a todos los <<no>>
y descansar: Morir.


"Hay algo en su poema <<Autobiografía>> que me engancha hasta la médula y me toca el esófago. Y creo que es porque en ese poema creó su mundo. Su mundo, el <<mundo Celaya>>. No hay nada que me atraiga más que la gente que crea mundos.
Y es que ese poema está compuesto por prohibiciones, prohibiciones que crean una vida. Prohibiciones que marcaron su vida. De alguna manera, si quitásemos esas prohibiciones encontraríamos su mundo. Son un montón de <<noes>> que excluyen lo que no desea para encontrarnos un montón de <<síes>>. Me gusta esa manera de ver la vida."
Albert Espinosa, en Un mundo amarillo


Texto de Jesús Paluzo (Primera parte)
Imagen de Pixabay

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