No somos
conscientes… no somos conscientes… de lo que el tiempo nos quitará.
No me
intimida el tiempo. Ni vivo aferrado a la idea de no dejar escapar nada de mi
vida como si todo aquello me perteneciera. Y por supuesto, no cuido los
detalles de mi plan de vida. Tan solo Vivo.
Cuando eres
niño te dicen: “corre y sueña”, cuando te haces mayor te repiten: “la vida no
es como soñabas cuando eras niño”.
Me
encantaría compartir contigo el poema “Autobiografía” de Gabriel Celaya:
Autobiografía
No cojas la cuchara con la
mano izquierda.
No pongas los codos en la
mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de
tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué
año nació Cervantes?
Le pondré un cero en
conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a Ud. correcto
que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el
negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te
cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado.
Sé correcto.
No bebas. No fumes. No
tosas. No respires.
¡Ay sí, no respires! Dar el
no a todos los <<no>>
y descansar: Morir.
"Hay algo en su poema <<Autobiografía>> que me engancha hasta la médula y me toca el esófago. Y creo que es porque en ese poema creó su mundo. Su mundo, el <<mundo Celaya>>. No hay nada que me atraiga más que la gente que crea mundos.
Y es que ese poema está compuesto por
prohibiciones, prohibiciones que crean una vida. Prohibiciones que marcaron su
vida. De alguna manera, si quitásemos esas prohibiciones encontraríamos su
mundo. Son un montón de <<noes>> que excluyen lo que no desea para encontrarnos un
montón de <<síes>>. Me gusta esa manera de ver la vida."
Albert Espinosa,
en Un mundo amarillo
Texto de Jesús Paluzo (Primera parte)
Imagen de Pixabay
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