Se
adelanta Paxi
(Paz González-Vallarino Soto) a la cita telefónica llamándome. Vamos a conversar sobre VOLPA
(VOLuntariado Pedro Arrupe) y su experiencia desde que lo hizo
(destaco que usa la palabra “Experiencia” como voluntariado
debido a la profundidad que tiene para ella el concepto en sí).
Dicho esto, ¡comenzamos!.
Nacho
Delgado: ¿Qué pasa Paxi? Como muchos
de los lectores no te conocen, cuéntanos un poco de ti antes de
entrar en faena: ¿De donde eres y cómo llegó el interés por el
voluntariado?
Paxi:
De Sevilla y se despertó mi interés a través de una experiencia
que tuve en 1º de bachillerato (una semana acompañando a la iglesia
misionera en Tánger). Allí estuve con las hermanas de Calcuta y los
franciscanos de la cruz blanca y un centro de día para niños de
misioneros claretianos.
ND:
¿Qué colegio lo impulsó?
P:
San Antonio María Claret.
En esa experiencia vi un modelo de vida nuevo, una entrega tan
radical que me rompió los esquemas. A partir de ahí tuve mi primer
encuentro con Dios… y ya me seguí apuntando a causas sociales con
la pastoral de mi colegio. Seguí con las prácticas de la
universidad, estuve en campos de trabajo del Sahara con una ONG de
Córdoba que no era católica y continuo sumando experiencias.
ND:
¿Ha influido con tu profesión (la enseñanza)?
P: En
principio no lo hilé, decidí hacer magisterio por un lado y por
otro esto. Al volver del Ecuador me di cuenta que la educación
realmente podía cambiar el mundo (ya entonces había terminado las
dos carreras). Me dije, “¡Ostras!, que casualidad” cómo se
entreteje la historia que estoy en una ONG de educación.
ND: ¿Cómo conociste Entreculturas? ¿Por qué lo elegiste?
ND: ¿Cómo conociste Entreculturas? ¿Por qué lo elegiste?
P:
Por una amiga que veo de verano en verano. Me contó su experiencia
con ellos y que había un programa de voluntariado internacional de
larga duración (mi motivo de selección), que iba a hacer en Madrid.
Por internet vi que también estaban en Sevilla y me apunté pero sin
pensar que yo me iba a ir ni nada…, por la experiencia de la
formación, porque me veía muy insegura como para eso.
ND:¿De
cuánto tiempo hablamos? ¿Y qué implica?
P: Pues
son 9 meses de formación y luego el año de experiencia. Tienes que
tener permeabilidad, capacidad introspectiva para ahondar en tus
motivaciones de por y para qué quieres irte al sur… Tomar la
opción que realmente te venga bien en el momento de la vida en que
estás. También es un momento de discernimiento y libertad, de
decidir con la mayor libertad interior posible.
ND:
¿Cuál fue tu destino durante tu etapa de voluntariado?
P:
Estuve en Ecuador (concretamente Santo Domingo de los Tsáchilas), en
un proyecto de educación para alumnos con discapacidad.
Sincronización con mis estudios de magisterio y psicopedagogía (que
va también en la línea de atención a la diversidad).
ND:
¿Suelen ir de la mano la formación/estudios con el proyecto al que
se le envía?
P: No
siempre. Depende de la inquietud de la persona. Puedes venir de
farmacia, por ejemplo, pero querer atender a niños, adentrarte en la
educación o trabajar con mujeres porque estás sensibilizado con
este colectivo. Si ya tienes un bagaje se puede usar al servicio del
proyecto, pero no tiene porque.
ND:
¿Por qué se emplea tanto tiempo en decirle al voluntario el destino
al que irá durante esa experiencia?
P:
Primero se asegura que la persona, junto con los formadores y
acompañantes, ve que es el momento idóneo para el voluntariado y es
un proceso lento (se inicia sobre Junio). Cuando los voluntarios han
dicho un sí entusiasta, y la organización corrobora que el proceso
ha sido bueno, se empieza a buscar el proyecto al que se destina y
eso requiere tiempo. Es comunicarte con todos ellos y ver qué perfil
necesitan, enviar perfiles posibles, que ellos y el voluntario los
vean,... Hay un primer grupo que se va sobre octubre y un segundo
grupo que se va para enero.
ND:
¿Cómo te propusieron que pasases a formar parte del equipo de
formadores de Volpa? ¿Y cuánto tiempo llevas desempeñando ese
papel?
P:
Cuando estaba en ecuador, pensando en qué iba a hacer al año
siguiente con mi vida, surgió la propuesta por parte de los
formadores que estaban en Sevilla de si me quería integrar en el
grupo de formación, así que a la vuelta estuve un tiempo de
observadora de grupos y educándome en los procesos y ya fue al
siguiente curso cuando me integré de manera completa. Llevo unos
cuatro años.
ND:
¿Cómo ves el voluntariado internacional en el futuro? ¿Y a nivel
local?
P: No
tengo perspectiva nivel nacional… Desde nuestro rincón de Sevilla
percibimos gente muy interesada en el voluntariado de larga duración.
Aunque al principio les cuesta entender porqué requiere una
formación de tanto tiempo, después es lo que más agradecen. Ya
tenemos prácticamente el grupo para el año que viene, ¡nunca había
pasado! Hay bastante gente interesada y aún no hemos lanzado la
convocatoria.
ND:
¿Sigue habiendo una diferencia tan grande entre hombres y mujeres?
P: Este
año está la cosa más igualada, el curso pasado todas eran
voluntarias.
ND:
Tras estar tanto tiempo fuera, ¿qué es lo más difícil al volver a
“casa”?
P: Creo
que es integrar la experiencia en la vida de aquí. El cómo te ha
afectado, removido y cambiado. Se asimila en una nueva etapa que es
el post voluntariado, donde se mantiene el acompañamiento personal
del inicio de formación. Así se le saca todo el jugo posible.
ND:
Durante la experiencia: ¿Qué contacto se mantiene con los
formadores? Y el tipo de trato... ¿más de amigo que de formador?
P: Se
establecen unos mínimos en los que el voluntariado tiene que
escribir a Sede central. A lo mejor cada 3 meses o así, depende de
lo que el voluntario necesite. Se puede forjar una relación personal
de cercanía y confianza, entonces hay más accesibilidad; pero sin
llegar a ser amigos. No se puede romper esa barrera. También el
WhatsApp abre mucho las vías de comunicación (hay muchos
sitios en los que tienen acceso a wifi).
ND:
¿Cómo incentivas a la gente a que se sume al voluntariado? Sea aquí
o fuera.
P: Yo
animo a comenzar por la realidad más cercana que tienes, la local. A
veces lanzarse a una experiencia de larga duración de primeras pues
puede ser arriesgado tanto para la persona como para el enclave que
la acoge. De esta manera, haciendo un voluntariado local, va
descubriendo sus cualidades, dones… y a partir de ahí se plantea,
si se ve de voluntario internacional (que abre mucho la mente, te
descubre una versión de ti que desconocías y te hace tener también
una conciencia más fraterna y mundial).
ND: Y
para acabar… ¿Crees que es fácil encontrar un voluntariado hoy en
día?
P:
Mmm creo que si no me llego a encontrar con mi amiga, no me lo
hubiese planteado… Las cosas suceden por algo. Lo tenía como algo
en mente, como un deseo pero… Es difícil encontrar un voluntariado
de larga duración que cuide tanto el proceso como lo hace
Entreculturas. Y hay pocas propuestas, a nivel nacional, que
tengan una formación de 9 meses, acompañamiento personal,
acompañamiento en terreno y a la vuelta. Entreculturas en eso
es pionera digamos (VOLPA en concreto).
Entrevista de Nacho Delgado
Fotografía de Paz González -Vallarino Soto
Imagen de Entreculturas y Volpa
Imagen de Entreculturas y Volpa
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