Cuando era pequeña un profesor de lenguaje nos dijo que morimos solos, que no importa que a tu lado esté a la persona que amas, tu madre, tu gato o un cura dándote la mano. Tu estás ahí solo ante la muerte y nada puede consolarte. Esa reflexión me perturbó, el fin de la vida es algo que enturbiaba mis pensamientos desde el momento en el que fui a jugar con un bote de "cochinillas" que había recogido el día anterior y… ya no se movían. En una parte de Réquiem por un campesino español hay un diálogo que me lo ha recordado:
-¿Por qué no va a verlo nadie, mosén Millán?
-¿Qué importa eso, Paco? El que se muere, rico o pobre, siempre está solo aunque vayan los demás a verlo.[…]
Y a continuación todos pretenden cambiar de tema cuando Paco intenta comprender los porqués. Nadie quiere hablar de estas cosas.
Ni de los miedos. Como si desapareciesen al no mencionarlos cuando es
todo lo contrario.
La novela corta comienza con crespón negro por Paco y va haciendo flashback donde nos muestra cómo fue y que mientras se descorchaban botellas sin prudencia acampaban de nuevo entre sus ojos recuerdos de la unción, los estertores, la soledad, etc. Pese a que predominan los tonos grises hay espacios donde la esperanza palpita.
Texto de Saray Pavón
Es curioso cómo los mismos pensamientos nos unen a muchos. La imagen la has clavado. ¿Es la portada de algún libro?
ResponderEliminarLa encontré hace mucho tiempo por internet y sin especificar autor ni nada, por eso no pude ponerlo y no sé si es portada o ilustración para algo concreto o.. :P
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